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VAETJANÁN 5784

VAETJANÁN 5784

No abandonen mi Torá

 

La destrucción de nuestro país no tuvo lugar solamente por no haber escuchado la voz de HaShem y no haber observado Sus preceptos sino por haber abandonado Su Torá.  @ La principal conexión a la Torá debe tener lugar a través de la generalidad del pueblo de Israel, y cuando no nos conectamos a ella por su intermedio, incluyendo a todos sus sectores, nos desconectamos de nuestra raíz y los pecados se van intensificando hasta que llegamos a la destrucción total. @ La conexión a la generalidad del pueblo de Israel pasa por vincularse con la gran visión de la reparación del mundo (tikún olam).

 

La Torá antepuso el relato de la historia de los patriarcas al del recibimiento de la Torá para enseñarnos que la gran misión que HaShem nos destinó tanto a nuestros antepasados como a nosotros, esto es, ir por Su senda para de esa forma traer la bendición y la reparación al mundo que es el fundamento de la Torá. El ser humano fue creado a la imagen de D’s para que pueda participar junto al Santo Bendito Sea de la reparación y el desarrollo del mundo.

 

De las palabras de los profetas aprendimos que la pregunta sobre por qué nuestro país había sido destruido es difícil y solamente HaShem puede darle una respuesta. Tal como fue dicho: “Quién es el hombre sabio que lo pueda entender y aquel a quien HaShem le hable y le diga por qué se perdió el país, por qué ha sido asolado como el desierto al punto de que no hay quién pase por él. Y dijo HaShem: Por haber abandonado Mi Torá, aquella que entregué ante ustedes, por no haber escuchado Mi voz y no haber transitado por su senda” (Yrmiahu-Jeremías 9:11-12). Si bien los motivos de la destrucción del Primer Templo así como del Segundo están bien explicados en las palabras de los profetas y los sabios, de todas maneras la pregunta respecto de por qué el país resultó destruido es una de carácter más básico ya que abarca a todo, tanto a la destrucción del Primer y el Segundo Templo como a la destrucción de nuestra tierra y la salida al exilio.

En ese mismo sentido, nuestros sabios dijeron: “Esto fue consultado a los sabios, a los profetas y a los ángeles y no lo explicaron, hasta que el Santo Bendito Sea por Sí mismo lo hizo, tal como fue escrito: ‘Por haber abandonado Mi Torá’ etc.” (Tratado de Nedarim 81(A); Baba Metzía 85(A)). O sea, además de que no escucharon la voz de HaShem y no observaron los preceptos, abandonaron la Torá, y esta expresión se refiere a lo siguiente: “Dijo Rav Yehudá dijo Rav: por que no bendecían antes de leer la Torá” (según la versión del Maharal en su prólogo al libro Tiferet Israel).

Por no haber bendecido antes de leer la Torá

El Maharal explicó que, si bien se dedicaban al estudio de la Torá, lo hacían sin recitar previamente la bendición correspondiente, esto es, sin amor ni conexión con HaShem que es el dador de la Torá. Pues si estuvieren conectados a quien entregó la Torá, esta se mantendría en su interior a pesar de todas las crisis y todas las transgresiones. Pues a partir del vínculo con el dador de la Torá, retornarían en arrepentimiento y repararían todo lo que fuese necesario corregir. Pero dado que no se vincularon con el dador de la Torá, no repararon sus pecados, y estos se incrementaron hasta que el país resultó destruido.

El Rav Tzví Yehudá HaCohen Kuk, de bendita memoria, continuó explicando que la bendición por la Torá pone de relieve el carácter singular del pueblo de Israel, “…que nos escogió de entre todas las naciones y nos entregó Su Torá”. En primer lugar, eligió al pueblo de Israel de entre todas las naciones, y luego nos entregó Su Torá. Si bien la bendición por la Torá consta de tres partes, nuestros sabios dijeron que esta era la más excelsa de todas (Tratado de Berajot 11(B)), para enseñarnos que la principal vinculación a la Torá debe darse a través de la generalidad del pueblo de Israel, y cuando no nos conectamos a ella por su intermedio, incluyendo a todos sus sectores, nos desconectamos de nuestra raíz y los pecados se van intensificando hasta que llegamos a la destrucción total.

La misión del pueblo de Israel

El significado de la conexión a la generalidad del pueblo de Israel pasa por la vinculación a la gran visión de la reparación del mundo (tikún olam), ya que solamente una nación entera compuesta de diferentes tribus que juntas expresan todas las habilidades y las aspiraciones de la humanidad, puede traer al mundo la palabra de HaShem y Su bendición.

Así como se debe bendecir antes de estudiar la Torá, la Torá antepuso el relato de la historia de los patriarcas al de la entrega de la Torá para enseñarnos que la gran visión que el Eterno le destinó a nuestros antepasados y a nosotros, es la de ir por la senda de HaShem y de esa manera traer al mundo la reparación y la bendición que es el fundamento de la Torá. El ser humano fue creado a la imagen de D’s para que pueda participar junto al Santo Bendito Sea en la reparación del mundo y su mejora. Para ello, HaShem creó un mundo carente, para otorgarle al hombre la posibilidad de ser socio en su reparación. HaShem escogió al pueblo de Israel como la nación destinada a liderar la reparación del mundo y traer a este la bendición, tal como fue dicho: “Dijo HaShem a Abram: Vete de tu país, de tu lugar natal y de la casa de tu padre a la tierra que habré de mostrarte. Y te haré un pueblo grande, te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan y al que te maldiga, maldeciré y por tu causa serán bendecidas todas las familias de la tierra” (Bereshit-Génesis 12:1-3). Otro tanto le fue dicho a nuestro patriarca Ytzjak: “Y por tu simiente serán bendecidos todos los pueblos de la tierra” (ídem 26:4), y otro tanto a nuestro patriarca Ya’akov: “Y en ti serán bendecidas todas las familias de la tierra y en tu simiente” (ídem 28:14). Cuando no bendecimos la Torá previo a su estudio, nos desconectamos de la gran visión que HaShem le destinó a Su pueblo Israel, y por ende, no la comprendemos como corresponde, y quienes la estudian no logran conectarse con quien la entregó.

El rechazo por la Torá

Aparentemente, nuestros sabios dijeron cosas diferentes en su introducción al libro Eijá Raba: “Vimos que el Santo Bendito Sea condonó la idolatría, las relaciones sexuales indebidas y el derramamiento de sangre, pero no perdonó el rechazo a la Torá, tal como fue dicho: “¿Por qué fue destruido el país? No está aquí escrito que fue por adorar ídolos, por tener relaciones sexuales indebidas ni por derramar sangre, sino por haber abandonado Mi Torá” (Petijta 2). Además, los sabios explicaron también de lo que fuera dicho: “A Mí me abandonaron y Mi Torá no guardaron” (Yrmiahu-Jeremías 16:11), que, si hubiesen abandonado a HaShem pero hubiesen guardado la Torá no habría sobrevenido la destrucción, y es como si HaShem dijera: “Ojalá a Mí Me hubiesen abandonado y a Mi Torá la hubiesen guardado, pues del mero hecho de estudiarla, su luz interior les habría devuelto a la senda de la virtud”.

Aparentemente, de este Midrash aprendimos que el apego a la Torá, aunque no venga acompañado de un apego a HaShem, puede salvar al pueblo de Israel de la destrucción, lo cual no se condice con lo que dijeran nuestros sabios en cuanto a que de no anteceder el recitado de la bendición de la Torá a su estudio, esta no puede ser de utilidad ni salvar. Sin embargo, lo que ocurre es que las palabras de los sabios son escasas en un sitio y ricas en otro. El estudio de la Torá sin una conexión con la visión de traer la bendición al mundo no puede hacer que el pueblo retorne en arrepentimiento ni tampoco puede salvar de la destrucción. Este estudio es uno que en primer lugar carece del recitado de la bendición de la Torá, y a causa de él es que el país resultó destruido. Lo que dijeron los sabios en Eijá Raba de que, si hubiesen estudiado la Torá en su significado más amplio, viéndola como aquella que está destinada a reparar el mundo, aunque no hubiesen mencionado al Eterno y no hubiesen observado Sus preceptos, la propia luz interior de la Torá les habría hecho retornar en arrepentimiento. Pues con el correr del tiempo habrían comprendido que de no mediar una conexión con HaShem y con el cumplimiento de Sus mandamientos, no sería posible efectivizar la gran visión de la Torá de traer la bendición y la reparación al mundo.

Y estos son los fundamentos más profundos que los niños pequeños aprenden en la Torá, y por ello Rabí Shim’ón bar Yojai dijo: “Si ves poblados que son arrancados de su lugar en la tierra de Israel, has de saber que es porque no contrataron a sueldo escribas ni repetidores (para que puedan enseñar Torá a los niños judíos), tal como fue dicho: ¿Por qué se perdió el país? … Y dijo HaShem: Por haber abandonado Mi Torá” (ídem Eijá Raba).

Quiera D’s que tengamos el mérito de estudiar la Torá con grandeza, acompañada de una estrecha conexión con HaShem, aquel que ha escogido a Su pueblo Israel para por su intermedio traer la bendición a todas las familias de la tierra.

¿Es posible curarse por medio de las palabras de la Torá?

Pregunta: Hay quienes sostienen que determinados versículos de la Torá o determinados capítulos del libro de los Salmos sirven para curar diferentes enfermedades. ¿Acaso eso es cierto?

Respuesta: Dijeron nuestros sabios (Tratado de Shevu’ot 15(B)) que está prohibido utilizar a los versículos de la Tora como protección y para curarse por su intermedio, por ejemplo, recitar por una herida o por una enfermedad el versículo que dice: “Toda la enfermedad que puse en Egipto no la pondré sobre ti porque Yo soy HaShem tu sanador” (Shemot-Éxodo 15:26). Pues la Torá fue entregada para que el pueblo de Israel la estudie y cumpla sus preceptos, y no para que la transforme en un instrumento por cuyo intermedio pueda obtener protección. Hubo quienes acostumbraban a escupir antes de pronunciar un versículo que contenía el Nombre de D’s, tal como solían hacerlo los brujos al pronunciar sus conjuros, y a esta práctica se la denomina en el lenguaje de los sabios “susurrarle a la herida”, y ellos dijeron que quien la lleva a cabo no tiene porción en el Mundo Venidero (Tratado de Sanedrín 90(A), 101(A)).

Previo a la aparición de la enfermedad y a modo de protección

Sin embargo, antes de que la enfermedad aparezca o en caso de presentarse un peligro, se pueden recitar versículos a modo de protección, tal como dijeran nuestros sabios (Tratado de Shevu’ot 15(B)) que se permite recitar versículos a modo de protección ante distintos tipos de daño y afecciones, tal como muchos suelen recitar antes de ir a dormir: “El que habita en el refugio del Altísimo y reside a la sombra del Eterno” (Tehilim-Salmos 91), porque cuando se recitan versículos antes de que la enfermedad o la desgracia lleguen, ello implica una expresión de fe en HaShem y en el hecho de que todo está en Sus manos. No obstante, cuando se recitan los versículos luego de que la desgracia o la afección ya se hicieron presentes, quien lo hace solamente está interesado en utilizarlos como un instrumento de medicina y de salvación.

El cumplimiento del precepto de estudiar la Torá como protección y cura

La prohibición de curarse por medio de las palabras de la Torá aplica justamente al uso de sus versículos a modo de protección, pero quien la estudia para comprender la palabra de HaShem y Su guía, dado que por medio de su estudio se conecta con la fuente de la vida, trae para sí bendición y sanación. Por ello, quien estudia tiene permitido tener la intención de que por medio de su estudio descienda también curación sobre él. Tal como dijera Rabí Yehoshúa ben Leví: “Quien anduviere por el camino solo sin compañía, que se dedique al estudio de la Torá… si le duele el vientre… que estudie Torá… si le duele la garganta, que estudie Torá … si le duele la totalidad del cuerpo, que estudie Torá, tal como fue dicho: ‘Pues (las palabras de la Torá) son vida para quienes las encuentran y curación para toda su carne’ (Proverbios 4:22)” (Tratado de Eruvín 54(A)). O sea, dado que quien estudia Torá se conecta con HaShem, que es la fuente de la vida, y se dedica a entender Su guía para el mundo de manera ordenada, por su intermedio se salva de los peligros y de las enfermedades (Maharal, Maharshá, Torat Jaím). En ese mismo sentido, nuestros sabios dijeron (Tratado de Rosh HaShaná 4(A)) que quien tiene un hijo enfermo no solo tiene permitido dar tzedaká para que este viva, sino que además de este hombre se dice que es un “justo íntegro” (tzadik gamur) por cuanto que tiene la intención de observar un precepto, y no está prohibido que pida que por el mérito de esa observancia su hijo resulte curado (Jadrei Deá 179 sobre el Turei Zahav 8).

El recitado de versículos a modo de plegaria

Asimismo, está permitido recitar versículos a modo de plegaria ante HaShem para que cure a quien los dice de una enfermedad o lo salve de una desgracia, tal como cuando se recitan salmos. Incluso esto resulta preceptivo, porque lo fundamental del precepto de rezar es que el hombre le rece a HaShem cuando le sobreviene una desgracia para que Él lo salve (Pninei Halajá Tefilá 1:4). Y el recitado de salmos es considerado como una plegaria excelsa, ya que en los capítulos del libro de Salmos están incluidos todos los tipos de rezo y alabanza a HaShem. Por lo tanto, quien reza puede escoger aquellos capítulos que expresan de mejor manera la dificultad que enfrenta y la plegaria que desea elevar.

Colocar un rollo de la Torá a modo de instrumento para la cura

Así como se prohíbe recurrir a los versículos de la Torá a los efectos de curarse, de igual manera está prohibido colocar un rollo de la Torá o filacterias sobre un niño para curarlo o para ayudarle a conciliar el sueño y evitar que padezca de insomnio, pues la Torá fue entregada para ser estudiada y para que se observen sus preceptos, y para que por medio de ello las personas disfruten de la vida y de la bendición, y no para que sea utilizada como medio para la sanación del cuerpo (Talmud Jerosolimitano Shabat 6:2, Rambám Hiljot Avodá Zará 11:12, Shulján Aruj 179:9). Sin embargo, en caso de peligro de vida, se permite colocar un rollo de la Torá sobre la persona enferma. Es por este motivo por el cual se acostumbra a colocar un rollo de la Torá sobre una mujer a la cual le resulta dificil dar a luz (Beer Sheva a Sanedrín 101(A)).

 

 

 

 

 

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