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El libro Zé Dvar HaShmitá (‘Esta es la cuestión de la Shmitá’) del Rav Ytzjak Raines de bendita memoria

  • Luego de que la totalidad del manuscrito se quemó y quedara solamente un kuntres (folleto) abreviado, el libro del Rav Raines sobre el año sabático pudo ser publicado finalmente por el Instituto Har Berajá.
  • La visión del Rav Raines, que adjudicaba una gran importancia al movimiento sionista, confluye armónicamente con su enfoque halájico en la interpretación del concepto de Biat Kuljem (‘el arribo de la totalidad de los judíos a su tierra’).
  • Su método respecto del año sabático o Shemitá se basa en el entendimiento de que en nuestros días su cumplimiento no es por mandato de la Torá sino por prescripción rabínica y tampoco se tiene la certeza de cuándo cae.
  • El Rav Raines estuvo dispuesto a pagar un alto precio personal por su confianza en el movimiento sionista y se negó a retractarse incluso cuando el Jafetz Jaím trató de disuadirlo.

De haber sido aceptada la postura del Rav Raines, millones de judíos habrían ascendido a la tierra de Israel multiplicándose en ella, por lo que hoy habría unos cincuenta millones de judíos sobre el suelo patrio a ambas márgenes del Jordán. Sin embargo, la negativa a cumplir el precepto de ascender a la tierra de Israel cuando ello era posible es una suerte de pecado de los espías de nuestro tiempo. Y el precio por ello fue terrible.

La semana pasada tuvimos el privilegio de celebrar en la Yeshivá de Har Berajá la publicación del libro del Rav Ytzjak Ya’akov Raines, de bendita memoria, sobre el año sabático, titulado Zé Dvar HaShmitá (‘Esta es la cuestión de la Shmitá‘). Hace 134 años, el Rav Raines escribió un libro halájico detallado sobre cómo debían manejarse las colonias agrícolas en la tierra de Israel en el año sabático. Sin embargo, el manuscrito completo se quemó y quedó solamente un folleto que es una suerte de resumen de la obra. Este folleto, al igual que muchos otros escritos de rabinos importantes de movimiento Mizraji, estuvo abandonado y olvidado en los sótanos del Instituto Rav Kuk. Hace cuestión de dos años, en virtud de la insistencia de la bisnieta del Rav Raines, la Sra. Nejama Gordon, una abogada residente en los Estados Unidos, el texto fue transferido a la Biblioteca Nacional que lo escaneó y lo puso a disposición del público.

El Rabino Dr. Boaz Hutterer

El Rabino Dr. Boaz Hutterer, docente de la Yeshivá Har Berajá y conferencista en temas vinculados a la Torá Oral y a la historia es quien descifró el manuscrito, editó el texto y le escribió un prólogo bello e importante. En los últimos años, en el marco del Instituto Har Berajá, el Rabino Hutterer dedica la mayor parte de su tiempo al estudio y a la investigación de la cuestión del año sabático (Shnat Shemitá) y el permiso de venta de las tierras (Heter Mejirá) tanto del punto de vista halájico como así también desde el histórico, cubriendo así el tema desde todas sus aristas. Hasta el presente, el Rabino Hutterer alcanzó a publicar dos tomos sobre los primeros tres años sabáticos que tuvieron lugar durante los años de la primera aliá u ola inmigratoria (5649 – 5663) a través del Instituto Har Berajá.

El tercer tomo se dedicará a los años sabáticos que estuvieron bajo la responsabilidad del Rav Kuk durante los tiempos de la segunda aliá, cuando ejercía el Rabinato de la ciudad de Yafo y las colonias, y posteriormente en su cargo como Gran Rabino de la tierra de Israel. Los libros del Rabino Boaz son los que más información abarcan sobre este tema, tanto desde el punto de vista de la Torá como del de la investigación académica.

La noche del lanzamiento

De la celebración en homenaje al libro participó el Rabino Yehoshúa Ben Meir Shlita, que es uno de los estudiosos más agudos y expertos en este y otros temas. Asimismo, participó también el Rabino Dorón Peretz, presidente del Movimiento Mizraji Mundial, institución que fuera establecida por iniciativa del Rav Raines hace ciento veinte años. Resulta interesante el relato que narrara el Rabino Hutterer que cuando llegó a la Yeshivá de Beit El en su carácter de alumno de preparatorias, mientras caminaba en dirección a los dormitorios el hoy Rabino Dorón Peretz, que estaba en su primer año en el país y en la yeshivá, caminaba rumbo a la Casa de Estudio, se cruzaron, el Rabino Peretz se dirigió a él muy amablemente y regresó junto al novel alumno rumbo a las habitaciones, lo agasajó y le encontró alojamiento. Este amable recibimiento, narró el Rabino Boaz, fue definitorio en su decisión de estudiar en la Yeshivá de Beit El. En mi opinión, lo singular de este relato radica en el hecho de que el Rabino Dorón Peretz era un nuevo inmigrante que aun no hablaba un buen hebreo, pero ya se sentía responsable de agasajar a los que llegaban como si él fuera local.

De igual manera, saludaron por medio del video el jefe de las Yeshivot de Bnei Akiva, el Rabino Jaim Drukman Shlita y el titular del Rabinato de la ciudad de Jerusalém, el Rabino Arie Stern Shlita. He de traer ante ustedes los principales conceptos que vertí en este lanzamiento.

El Rav Raines

El Rav Raines nació en el año 5600. Desde su temprana juventud sobresalió como alumno brillante y sumamente aplicado, y antes de alcanzar la edad de veinte años tenía ya un sólido dominio de los dos Talmudes. A la edad de veintitrés recibió su primera posición rabínica y a la de cuarenta y cuatro fue nombrado rabino de Lida, donde ejerciera el Rabinato hasta el final de sus días.  Su genialidad era enorme, poseía una memoria fenomenal y era muy diligente en su estudio. En su método de estudio tendía a definir en primer lugar los fundamentos lógicos de cada tema en cuestión para posteriormente analizarlos meticulosamente.

Resumen de sus ideas respecto del año sabático

También en la cuestión del año sabático, de la que se ocupó muchos años antes del establecimiento del Movimiento Mizraji y antes de alcanzar la edad de cincuenta años, destacó su genialidad. Este tema no era aún conocido ya que por más de mil años hubieron contados agricultores judíos en la tierra de Israel. Del contenido del libro surge que el Rav Raines era uno de los pocos grandes eruditos que conocían en profundidad todas las aristas vinculadas a esta temática, a diferencia del resto de los rabinos que se referían únicamente a un solo lado de la cuestión.

Un breve resumen de sus ideas: En primer lugar, el Rav Raines explicó que según la opinión mayoritaria de las autoridades halájicas de nuestros días en la actualidad el año sabático se cumple solamente por prescripción rabínica y no hay ningún jurista medieval (Rishon) que considere que deba observarse por un mandato de la Torá. En segundo término, hay quienes consideran que se trata de una costumbre piadosa que no es obligatorio observar en estos tiempos. En tercer lugar, existe una discusión entre los sabios medievales respecto de cuándo cae el año sabático, motivo por el cual todo su cumplimiento está en duda. Por lo tanto, la solución más correcta a los efectos de permitir la existencia de la agricultura judía en la tierra de Israel es la venta de las parcelas a gentiles durante el año sabático para de ese modo hacer cesar sobre esta las obligaciones derivadas de la Shemitá por prescripción rabínica, las cuales de todas maneras son también objeto de debate.

Además, el Rav Raines agregó una innovación en su análisis, y es que para que los preceptos de la Torá que dependen del arribo de la totalidad de los judíos a su tierra (‘Biat Kuljem’) tales como la separación de diezmos y ofrendas sean perentorios, no resulta esencial una mayoría aritmética de los judíos del mundo viviendo en su patria, sino que es necesaria la soberanía judía sobre el país. De todas maneras, el año sabático depende también del año del jubileo (Shnat HaYovel) y este último de que la tierra de Israel esté repartida entre las diferentes tribus y la generalidad del pueblo hebreo, lo cual es una etapa mucho más elevada del precepto de habitar el país (yishuv haaretz).

Su incorporación al movimiento sionista

Su sensibilidad y preocupación por el sufrimiento de los judíos era enorme. Analizó la difícil situación de la judería de Europa Oriental, el creciente antisemitismo y las persecuciones que se incrementaban e identificó el peligro que se cernía sobre su existencia.

En sus memorias cuenta que tal como solía analizar paciente y concienzudamente cada cuestión halájica que se le presentaba, de igual manera procedió en lo que respectaba a su incorporación personal al movimiento sionista. Así, resultó que a pesar de que era uno de los miembros más destacados de la corriente de Jovevei Tzión (amantes de Sion) y de que sus compañeros se sumaron de inmediato al primer congreso sionista del año 1897, él aún se demoraba en hacerlo, analizando el tema durante dos años. «Durante esos dos años no me distraje del tema, investigué y reflexioné sobre cada uno de sus detalles tanto desde el punto de vista religioso como del de la lógica, estudié y averigüé sobre la persona que estaba al frente de este movimiento (Herzl) para saber si alguien así era digno de presidir una corriente popular de semejante importancia, en qué medida se podía confiar en él y cuán apto era para la tarea. Luego de que el resultado de todas mis indagaciones y pesquisas resultó ser positivo, solamente entonces me vi atraído al movimiento y comencé a participar de sus actividades, viajando a reuniones y a congresos sionistas».

Cuenta además: «Cuando se supo que me adherí a este movimiento, vinieron a verme los líderes de la oposición a este para convencerme de que me alejara de él, pues temían que mi incorporación pudiera sumarle fuerza y multiplicar el número de sus seguidores… sin embargo, no solamente no me convencieron sino que sus palabras me apegaron aún más a este movimiento pues vi hasta qué punto las palabras de sus detractores no eran acertadas, cuánto ignoraban y en qué medida no entendían de todo este asunto, cuán lejos se encontraban de él, al grado de que algunos de los argumentos por ellos esgrimidos me provocaron risa».

El intento del Jafetz Jaím

La verdad debe ser dicha, también el Jafetz Jaím intentó disuadirlo de sumarse al movimiento sionista. Vino hasta Lida y habló con él durante unas dos horas. Como dijera el Rav Raines: «En un inicio me planteó una serie de reservas de tipo religioso que él tenía sobre la cuestión. Luego de que le demostré que no veía sentido en ninguno de sus argumentos y tras haber discutido al respecto, se dio cuenta de que no lograría hacerme cambiar de parecer por lo que intentó influir sobre mí desde otra dirección. Comenzó a detallarme el daño que me infligía a mí mismo con mi actitud, que de no ser por ella multitudes recurrirían a mi opinión en todas las cuestiones (dado que el Rav Raines era una de las grandes eminencias de su época) y no se llevaría a cabo ninguna acción pública sin mi participación y sin mi consentimiento, pero ahora que formo parte de un movimiento contra el cual numerosas personas protestan a viva voz, ¿acaso no se habrían de alejar de mí? Se extendió en sus conceptos para mostrarme el gran daño que me autoinflijo. Entonces, le respondí que en lo que se refiere a mi persona, sé perfectamente cuál es la cuenta para hacer, y cuánto he de sufrir. Todo esto lo supe de antemano, y a pesar de  ello me adherí al sionismo, y mientras no se me explique claramente cuál es el defecto moral de este movimiento no he de retractarme. Pues en mi opinión no solo que no hay que alejarse del sionismo, sino que es el deber sagrado de cada hijo de Israel el sumarse a sus filas. Le dije también que  se equivocaba en cuanto a que la mayoría de los rabinos se oponen a esta idea, pues hasta cuanto yo sé, la mayoría de los rabinos están plenamente consustanciados  con ella pero simplemente temen apoyarla públicamente en virtud del éxito de algunos de los líderes de la oposición al sionismo que son sumamente hábiles en su labor y saben que el método mejor probado para destruir cualquier iniciativa buena es por medio de la difusión de mentiras basadas en acusaciones de índole religiosa. Pues ellos saben que sus palabras falsas encontrarán receptividad en el seno de muchas personas de escaso entender que no pueden analizar por sí mismas el tenor de cada emprendimiento, y al escuchar las difamaciones, se alejarán de este, y todos aquellos que lo apoyen serán abucheados, por lo que deben ocultar su verdadera opinión…»

La fundación del movimiento Mizraji

Unos tres años después, a la edad de sesenta y dos años, este gran genio de su generación asumió la pesada responsabilidad de fundar el movimiento Mizraji en el marco de la Organización Sionista. Del movimiento Mizraji surgieron todas las corrientes e instituciones del público sionista religioso. A propósito, en virtud de su reconocimiento respecto del valor de las ciencias, fundó una gran yeshivá de educación secundaria en la ciudad de Lida.

Nuestro maestro y rabino el Rav Tzví Yehudá Kuk, de bendita memoria, siempre destacaba el hecho de que el movimiento Mizraji fue fundado por grandes estudiosos de la Torá, con el Rav Raines a la cabeza, al tiempo que Agudat Israel fue fundada por judíos burgueses simples y no eruditos (ba’alei batim).

La verdad de su prédica

En aquellos días, el pueblo judío sumaba unos once millones de almas y los árabes que vivían en todos los confines y alrededores de los límites bíblicos de la tierra de Israel, incluidos el Líbano y todo Irak, eran apenas un poco más de cinco millones y a ambas márgenes del Jordán no había más que medio millón de árabes. De haber sido aceptada la postura del Rav Raines, millones de judíos habrían ascendido a la tierra de Israel y se habrían multiplicado en ella, por lo que hoy habría unos cincuenta millones de judíos sobre el suelo patrio a ambas márgenes del Jordán. Sin embargo, la negativa a cumplir el precepto de ascender a la tierra de Israel cuando ello era posible es una suerte de pecado de los espías de nuestro tiempo. Y el precio por este fue terrible. Atravesamos el Holocausto, el régimen opresivo comunista y la asimilación. Hoy, en todo el mundo hay unos quince millones de judíos declarados, y en la tierra de Israel unos siete. Por su parte, los árabes de las inmediaciones de la tierra de Israel lograron disfrutar de los frutos de la revolución industrial, el aumento de la producción de alimentos y la mejora de la medicina y hoy son más de ochenta millones.

También desde un punto de vista religioso resulta que los jaredim se equivocaron. Entre los judíos que se quedaron en el exilio abundó la asimilación y solamente un diez por ciento de estos se mantuvieron religiosos. Mientras tanto, en la tierra de Israel las personas observantes son cerca del treinta por ciento, otro cuarenta por ciento son tradicionalistas, y la mayoría de los seculares israelíes tiene un nivel de apego a la religión similar al de los tradicionalistas que residen en el extranjero.

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