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El precepto de eliminar a Amalec y su mensaje para nuestra generación

VAIKRÁ 2024

El precepto de eliminar a Amalec y su mensaje para nuestra generación

 

El precepto de eliminar a Amalec fue necesario a modo de venganza por su cruel ataque contra Israel, así como también por la necesidad de disuadir a un pueblo que basa su existencia en el asesinato y el pillaje.

El precepto de eliminar a Amalec no precisa efectivizarse por medio de la matanza, sino que ello es también posible a través del retorno en arrepentimiento y el abandono del modo de vida amalecita.

En nuestra generación, que no hay un Amalec reconocido, debemos aferrarnos a la raíz del precepto que es la eliminación del mal y una guerra sin cuartel contra este, incluso cuando nuestra naturaleza compasiva procura alcanzar la tranquilidad.

 

Nuestros enemigos declaran una y otra vez que desean destruirnos del modo más cruel, y a pesar de ello, son muchos los que aún no lo internalizan. Así fue como recibimos los Acuerdos de Oslo, la retirada de Gush Katif, los acuerdos de intercambio de asesinos por secuestrados, y el más terrible de todos estos, el de la liberación de Guilad Shalit a cambio de 1027 terroristas. Si entendiésemos que se trata de enemigos que realmente desean destruir al Estado de Israel, procuraríamos alcanzar la completa victoria, llevando al enemigo a rendirse incondicionalmente, y solo después comenzaríamos a hablar sobre «el día después».

1) ¿Cuál es el motivo del precepto de eliminar cruelmente a todo el pueblo de Amalec, hombres, mujeres y niños?

2) ¿Acaso es también preceptivo matar a un bebé abandonado que resulta ser descendiente de Amalec?

3) Si hoy en día resultase claro y con total certidumbre que una persona que pertenece a una nación determinada es en realidad un descendiente de Amalec, ¿sería preceptivo matarla a pesar de que no se identifica como tal?

4) Luego de que el pueblo amalecita se extinguiera y se perdiera su rastro, ¿por qué tenemos todavía un precepto que nos ordena leer cada año la porción de la Torá que habla sobre Amalec que se encuentra en Parashat Zajor?

 

1) El motivo del precepto de eliminar a Amalec

Amalec fue el más amargo de los enemigos del pueblo de Israel y de la humanidad toda ya que era una nación que no se dedicaba ni a la agricultura ni a los oficios, sino que entrenaba a sus jóvenes únicamente para atacar por sorpresa aldeas y caravanas, matar a quienes se toparen con ellos, saquear sus posesiones y luego vender a los hombres, las mujeres y los niños sobrevivientes como esclavos. Era difícil luchar contra ellos porque carecían de un sitio fijo de residencia. Deambulaban por los desiertos, y cada tantos meses atacaban diferentes centros poblados asesinando, pillando y vendiendo a los prisioneros capturados como esclavos.

Resultaba imposible predecir cuándo atacarían, ya que deambulaban a lo largo de cientos de kilómetros, y todos los poblados que se encontraban en las puertas del desierto estaban permanentemente amenazados por ellos. A los efectos de poder defenderse, era preciso establecer una fuerza armada numerosa que incluyera a todas las aldeas lindantes con el desierto, y como ello no resultaba posible, en sus diferentes ataques los amalecitas lograban matar y saquear haciendo que la mayoría de la población que habitaba en las regiones periféricas se concentrara en otras más densamente pobladas, y de esa manera, enormes extensiones de territorio que podían proveer de sustento a multitudes quedaban abandonadas por causa del temor que infundía Amalec.

Luego de que el pueblo de Israel saliera de la esclavitud en Egipto, cansado y extenuado, los amalecitas inmediatamente lo atacaron. En vez de ver la magnitud del milagro que se había producido o tener compasión por los libertos que acababan de dejar la esclavitud, los amalecitas vieron ante sí una oportunidad única de saquear y apresar personas para venderlas, por lo que comenzaron a abalanzarse sobre los israelitas más débiles que marchaban un tanto retrasados tras el resto del campamento.

Luego de que por encargo de Moshé Rabenu, Yehoshúa combatiera contra ellos y los repeliera, resultó claro que no se trataba de la última batalla a librar contra este enemigo, y dado que los amalecitas habitaban en las inmediaciones de los límites de la tierra de Israel, circundándola, cada vez que detectaran señales de debilidad en el seno de los israelitas atacarían, matarían, saquearían y tomarían prisioneros.

Tres preceptos vinculados a la eliminación de Amalec

A raíz de esto, se nos ordenaron tres preceptos: 1) Un precepto positivo de recordar lo que Amalec nos ha hecho. 2) Un precepto restrictivo de no olvidarlo. 3) Un precepto positivo de eliminar a su descendencia de la faz de la tierra (Devarim-Deuteronomio 25:17-19).

A los efectos de erradicar a Amalec era necesario reclutar un ejército grande que pudiera abarcar toda el área de acción del enemigo, encontrarlo, bloquear sus vías de escape, perseguirlo hasta alcanzarlo para entablar con este una batalla frontal, mano a mano, y así eliminarlo. Para ello, el pueblo de Israel precisaba afianzarse en su tierra y ser capaz de destinar grandes cantidades de fuerzas durante largos períodos a los efectos de que libraran la guerra, amén de disponer de fuerzas suplementarias que vigilaran la retaguardia mientras el gran operativo militar se lleva a cabo en el frente. Es por esto por lo que nuestros sabios dijeron (Tratado de Sanedrín 20(B)) que al ingresar a la tierra de Israel los hijos de Israel fueron preceptuados de cumplir tres mandamientos: 1) Nombrar un rey. 2) Eliminar la descendencia de Amalec. 3) Y solamente después de ello, cumplir el tercer mandamiento, construir el Templo de Jerusalém.

La lógica moral del precepto

De lo antedicho cabe entender la lógica moral del precepto, que aquello que los amalecitas les infligían a todas las ciudades que saqueaban era lo que correspondía hacerles a ellos mismos (midá kenegued midá). Sin embargo, por lo general, ellos no mataban a todos los habitantes de las ciudades que conquistaban, mas ello se debía a que deseaban ganar dinero a partir del tráfico de los prisioneros, vendiéndolos como esclavos. De todas maneras, cuando no encontraban adquirentes para estos, los mataban.

Este principio de reciprocidad resulta esencial para generar disuasión, ya que quien concede ante sus enemigos y no se venga de ellos de una manera que resulte proporcional a sus acciones, fomenta que estos vuelvan a luchar contra él. Los grandes imperios castigaban duramente a todo aquel que les hacía frente, generando así una disuasión que mantuvo a sus reinos en pie durante cientos de años.

Amalec, la raíz del mal en el mundo

De un modo más profundo, Amalec expresa la raíz del mal en el mundo. Desde la salida de Egipto y hasta la actualidad los peores de los malvados se han alzado y ensañado especialmente contra el pueblo de Israel. En la misma dimensión e ímpetu que alcanza el pueblo de Israel en su misión de reparar el mundo, se despiertan los malvados del orbe para salir a luchar en contra suya. Por ello, la eliminación de Amalec implica acabar con la raíz del mal en el mundo.

2) Los amalecitas pueden retornar en arrepentimiento

Si bien la Torá nos ordenó eliminar la descendencia de Amalec, cualquiera de sus descendientes que decida comprometerse a cuidar los siete preceptos de los hijos de Noaj cesa en su persona el estatus de amalecita. Hay autoridades halájicas que  sostienen que se aceptan prosélitos provenientes de Amalec (Rambám Hiljot Isurei Biá 12:17), tal como cabe entenderlo de lo narrado por nuestros sabios en cuanto a que los hijos de los hijos del malvado Hamán se convirtieron al judaísmo y enseñaron Torá en Bnei Brak. Por otra parte, otras eminencias sostienen que no se aceptan prosélitos provenientes de Amalec, pero que, si pasaron a formar parte de otra nación, una vez que olvidan su origen, pueden ser incorporados (Jaim David Azulay, ver Pninei Halajá Zmanim 14:8:10).

Esto y más, la Torá ordenó que antes de que salgamos a la guerra contra Amalec les ofrezcamos la paz, o sea, que acepten sobre sí observar los siete mandamientos de los hijos de Noaj y someterse al gobierno israelita. De aceptarlo, no se combatirá contra ellos, pero de no hacerlo, se luchará hasta acabarlos (Rambám Hiljot Melajim 6:1-4, Kesef Mishné ídem).

De todo esto surge que el modo ideal de cumplir el precepto de eliminar a Amalec es haciéndolos retornar en arrepentimiento. De no ser así, existe otra forma de actuar que es válida a priori, y es la de eliminarlos por medio de la guerra. En la práctica, el precepto se cumplió a posteriori, ya que con el correr de los años sus descendientes se esparcieron y se asimilaron entre las naciones perdiendo la memoria de su origen, por lo que su estatus amalecita quedó sin efecto sin que haya mediado el retorno en arrepentimiento.

¿Acaso es preciso cumplir el precepto con un bebé abandonado?

De aquí surge la respuesta a la segunda pregunta. En tiempo de guerra, el precepto es no dejar a nadie de ellos con vida, ya que esto es lo que la moral obliga al aplicar el principio de reciprocidad (midá kenegued midá) y además, esa es la manera de disuadir aceptada en esos días. Sin embargo, si no se trata de tiempo de guerra, y se encuentra un bebé descendiente de Amalec abandonado, dado que es posible educarlo en el cumplimiento de los siete preceptos de los hijos de Noaj, no se lo debe matar.

3) El caso de quien resulta ser descendiente biológico de Amalec, pero su identidad personal es otra

Dado que aprendimos que cuando un descendiente de Amalec acepta sobre sí los siete preceptos de los hijos de Noaj cesa su estatus de amalecita, de esto se desprende que al cambiar su pertenencia nacional y transformarse en miembro de otro pueblo, cesa igualmente su condición anterior. Entonces, cuánto más aun que esto se aplica cuando el individuo en cuestión ya no sabe cuál es su ascendencia y desde que nació se identifica como miembro de otra nación. O sea, el estatus de amalecita recae únicamente sobre quienes se identifican con Amalec, tanto con la nación como con sus valores y no sobre simples descendientes biológicos.

4) Su implicancia en nuestros días

De acuerdo con la tradición de nuestros rabinos Amalec dejó de existir en el mundo, y por ello en la actualidad no hay nación o individuo alguno sobre el cual recaiga el estatus de amalecita. No obstante, sigue siendo preceptivo tanto recordar como no olvidar lo que nos infligió, en virtud de la idea moral que estos mandatos encierran.

Es posible que estos preceptos sean sumamente importantes para los judíos porque estos tienden a ser compasivos y generosos. Numerosos preceptos de la Torá nos educan en la bondad y la piedad, al punto de que naturalmente tenderíamos a perdonar a Amalec siempre y cuando se comprometiera a no atacarnos. Por ello, la Torá nos ordenó recordar las acciones de esta nación y eliminarla. A partir de esto, recordaremos que existe el mal en el mundo, y que cuando resulta necesario combatirlo es preciso hacerlo sin concesiones hasta la completa victoria, en concomitancia con la práctica bélica y las normas mundialmente aceptadas en cada generación. Solamente así podremos reparar el mundo.

El enfoque erróneo en nuestra lectura de la realidad obedeció a que olvidamos a Amalec

Este año tuvimos un durísimo recordatorio. Nuestros enemigos declaran una y otra vez que desean destruirnos del modo más cruel, y a pesar de ello, son muchos aun los que no lo internalizan. Así fue como recibimos los Acuerdos de Oslo, la retirada de Gush Katif, los acuerdos de intercambio de asesinos por secuestrado, y el más terrible de todos, el de la liberación de Guilad Shalit a cambio de 1027 terroristas. Si entendiésemos que se trata de enemigos que realmente desean destruir al Estado de Israel, perseguiríamos la completa victoria, llevando al enemigo a rendirse incondicionalmente, y solo después comenzaríamos a hablar sobre el día después. Pero mientras no lo entendamos, muchos se seguirán ilusionando con que es posible encontrar concesiones que satisfagan a nuestros enemigos.

Si bien la lucha contra nuestros enemigos debe llevarse a cabo de acuerdo con la ley internacional (tal como lo he explicado en otro artículo), esta normativa no impide la victoria absoluta, solamente evita un daño innecesario en el seno de las poblaciones civiles no involucradas en el combate.

Esperemos que por el mérito de la observancia del precepto de recordar, Zajor, de ahora en más, cada vez que exista la posibilidad de infligir daño al enemigo -lo hagamos, incluso si en virtud de ello su familia resultase dañada, tal como está consensuado y autorizado por la ley internacional. Ya que hoy resulta claro que si hubiésemos procedido de esa manera, ya habríamos vencido y muchos menos civiles no involucrados habrían resultado afectados.

Esperemos que por el mérito de la observancia del precepto de recordar, Zajor, podamos regresar al principio halájico según el cual no se paga por la liberación de un secuestrado más que lo comúnmente aceptado, esto es, un prisionero por otro. Si hubiésemos procedido así en el pasado la mayor parte del sufrimiento que las familias de los secuestrados hoy padecen se habría evitado. Si no vamos a recordarlo, es de temer que en el futuro se sumen muchas otras familias a las de los secuestrados y los caídos.

Esperemos que por el mérito de la observancia del precepto de recordar, Zajor, podamos reforzarnos y seguir nuestra guerra hasta la victoria completa sobre nuestros enemigos, que tras esta no exista una entidad política que atente contra la existencia de Israel, sin importar si su nombre es «Hamás» o «Autoridad Palestina».

¿Cabe alegrarse en Purim este año?

Incluso aquellos que están de duelo deben alegrarse en Purim, cuánto más aun que debe de hacerlo el pueblo de Israel en su generalidad, y en virtud de ello, con la ayuda de HaShem, nos fortaleceremos en aras de derrotar a nuestros enemigos. No obstante, consideramos oportuno renunciar a actos de jolgorio que no sean estrictamente preceptivos.

Reglas referidas al doliente durante los primeros treinta días del fallecimiento de sus seres queridos y durante los doce meses del fallecimiento de sus padres

Se acostumbra a no enviar porciones de alimento (mishloaj manot) a un doliente, pero este a su vez debe enviarlas incluso dentro de los primeros siete días del duelo (shiv’á) (Shulján Aruj 696:6, Mishná Berurá 20-21).

Cuando uno de los cónyuges esta de duelo, se le puede enviar porciones a su pareja.

Es preceptivo para el doliente participar de las comidas de Purim tal como acostumbra a hacerlo cada año, y esto incluye la música que suele escuchar. Sin embargo, es preferible que no participe de grandes fiestas en las que se tocan instrumentos musicales, ya que no se trata de un deber preceptivo, por lo que será mejor no hacerlo. Y quien esté acostumbrado a participar de este tipo de fiestas y desee proceder de esa manera incluso en su período de duelo -podrá hacerlo.

 

 

 

 

 

 

 

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