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VAYAKHEL.Recibir tzedaká de gentiles «ksherim»  

 

VAYAKHEL 5784

Recibir tzedaká de gentiles «ksherim»  

(ksherim, en este contexto, puede traducirse como ‘honestos y correctos’, N. de T.)

Se puede recibir donativos destinados a poblar la tierra de Israel provenientes de gentiles, aunque los donantes no tengan el estatus de “guer toshav” (prosélito residente).

En el Estado de Israel y en nuestra situación actual es oportuno que no recibamos tzedaká de gentiles, aunque estos sean ksherim.

Sin embargo, en el caso de los donativos destinados a necesidades públicas o de seguridad, estos pueden ser recibidos a priori, ya que, al apoyarnos, los gentiles promueven la paz en el mundo.

Hace unos trece años, cuando comencé a revisar esta cuestión y a los efectos de mantener mi imparcialidad, me comprometí a que tanto yo como las instituciones que presidía nos abstendríamos de recibir donativos provenientes de cristianos. Así, mi decisión en cuanto a si su estatus es o no similar al de los gentiles ksherim resultó estar limpia de cualquier cálculo de índole material. A propósito, también antes de ello y en virtud de mi deseo de proceder en esta cuestión con suma excelencia, en la práctica, no recibimos donativos de gentiles.

 

En el artículo anterior expliqué la prohibición de recibir tzedaká de gentiles, la cual está destinada a evitar la profanación del Nombre Divino, para que estos no digan: “¡Cuán desgraciados son los judíos y cuán despreciable es su religión que no consiguen mantener por sí mismos a sus necesitados, y personas de otras naciones precisan hacerlo!” (Shuljan Aruj Yoré De’á 254:1, Siftei Cohen, Turei Zahav y Levush 1). Además, el recibimiento de la tzedaká les otorga a los donantes un gran mérito, prolongando así el lapso del sometimiento del pueblo de Israel en el exilio.

Sin embargo, hay dos limitantes a esta prohibición: 1) Se permite recibir tzedaká de gentiles ksherim. 2) Se permite incluso recibir donativos provenientes gentiles idólatras cuando están destinados a metas sagradas que no sean la tzedaká. A continuación, habré de explicar extensamente estas leyes, y al hacerlo, aclararé si se puede o no recibir tzedaká y donativos provenientes de cristianos que aman a Israel.

El permiso para recibir tzedaká de gentiles ksherim

Los gentiles ksherim de los cuales se permite recibir tzedaká son aquellos que cumplen los siete preceptos de Noaj y son “guerim toshavim”, esto es, tienen el estatus de “prosélitos residentes”.

Este permiso se fundamenta en dos motivos: el primero, los hijos de Israel están también preceptuados a dar tzedaká a un guer toshav cuando se encuentra en una situación de gran necesidad, y por ello, no resulta humillante recibirla de él por cuanto que se trata de una relación de reciprocidad. El segundo motivo es que, dado que el donante es un “guer toshav”, no existe la motivación por disminuir la envergadura de sus méritos sino todo lo contrario, cuantos más detente, mejor.

Dos opiniones respecto de quién es considerado un gentil justo

Hay autoridades que dicen que se trata justamente de un gentil que aceptó sobre sí ante un tribunal cumplir los siete preceptos de los hijos de Noaj, y a partir de ese momento se lo considera un “guer toshav”, un prosélito residente, y es precepto de la Torá darle tzedaká cuando se encuentre en aprietos (Kesef Mishné a Hiljot Melajim 10:10, Responsa Yesh Meain 14).

Muchas eminencias entienden que, aunque el gentil en cuestión no haya aceptado sobre sí los siete preceptos de los hijos de Noaj ante un tribunal, si en la práctica los observa, se lo considera un extranjero de bien a quien corresponde darle tzedaká cuando se encuentre en dificultades, y por ende, es también posible recibirla de él (Pri Haadamá a Hiljot Melajim 10:10, Teshuvá Meir’á sobre el Aderet a Hiljot Melajim Melajim 10:10, Tzitz Eliezer 15:33).

Los cristianos de bien, ¿ingresan en esta categoría?

Hay autoridades halájicas que sostienen que en el marco de esta norma se puede recibir tzedaká de parte de cristianos de bien por cuanto que entran en la categoría de “guer toshav”. No obstante, uno de los siete preceptos de los hijos de Noaj es la prohibición de la idolatría, y los cristianos creen en el carácter divino de Jesús, y por este motivo, a ojos de la mayoría de los juristas la fe cristiana es considerada completamente pagana. Sin embargo, se la considera como tal solo para un judío, ya que sobre los hijos de Israel las normas prohibitorias de la adoración de ídolos son más estrictas que para el resto de la humanidad. Pero en el caso de los gentiles que detentan la fe cristiana, no ingresan en la categoría de idólatras ya que la suya es una fe combinada, (esto es, creen en HaShem y en algo más -emunat hashituf), y según la mayoría de los juristas los hijos de Noaj no tienen prohibido este tipo de creencia (Responsa Hiljot Ktanot 2:92, Zera Emet 2:212, Rabí Jaím Palaggi, Shamá Abraham 51, Aruj HaShulján a Yoré De’á 254:3, Rav Yosef Masás en Maim Jaím 1:82).

Nos parece que también aquellos que desean apoyarse en esta línea de pensamiento podrán hacerlo a condición de que se trate de cristianos que creen que Israel es el pueblo elegido por HaShem. Pero en caso de que se trate de cristianos que creen que su religión vino a reemplazarlo (la “teología de la sustitución”, N. de T.) y quieren dar tzedaká solamente por compasión, estará prohibido recibirla de ellos por tratarse de una profanación del Nombre Divino, ya que el hacerlo refuerza su creencia, humilla a la judía y prolonga el exilio.

A priori, en esta cuestión no se debe adoptar una actitud flexible

Consideramos que el permiso de recibir tzedaká de gentiles ksherim no aplica a priori, ya que en una primera instancia lo más correcto es que cada judío necesitado que pueda mantenerse sin recibir tzedaká de extranjeros -se abstenga de hacerlo. Y tal como dijera Rabí Akiva, es mejor que una persona viva en Shabat tal como lo hace en los días de la semana y no recurra a la tzedaká (Tratado de Pesajim 112(A)).

Quien se vea en la necesidad imperiosa de recibir tzedaká, es preferible que la obtenga de su familia o de sus amigos cercanos y no de un fondo de ayuda. En la medida que la persona que da la tzedaká sea más lejana del judío necesitado, por ejemplo, se trate de un “guer toshav”, el esfuerzo por poder prescindir de la ayuda debe ser mayor aún, ya que, si bien no está prohibido recibirla, el hecho de que los hijos de Israel no puedan mantener a sus pobres y a sus necesitados y estos precisen recibir el socorro de gentiles es una circunstancia por demás humillante. Esta es una de las señales de la maldición para el pueblo de Israel, tal como fue dicho: “El extranjero que se encuentra en tu seno se alzará grandemente por sobre ti y tú descenderás profundamente. Él te prestará a ti y no tú a él, él estará a la cabeza y tú ocuparás el lugar del rabo” (Devarim-Deuteronomio 28:43-44).

Se pueden recibir donativos para una sinagoga de parte de gentiles que no son ksherim

La prohibición de la recepción de tzedaká de parte de gentiles que no son justos aplica específicamente a la manutención de los pobres, pero no hay prohibición alguna de recibir un donativo para una sinagoga de parte de un gentil idólatra.

Asimismo, nuestros sabios estudiaron la halajá según la cual se aceptan ofrendas voluntarias (korbán nedavá) en el Templo de Jerusalém de parte de gentiles idólatras del texto de la Torá, tal como fue dicho: “…cualquier hombre de la casa de Israel o del extranjero que morare entre ellos, cuando inmolare un holocausto o un sacrificio…” (Vaikrá-Levítico 17:8) y aprendieron que el versículo “incluye a los idólatras que realizan votos y presentan ofrendas voluntarias (nedavot) al igual que los hijos de Israel” (Tratado de Julín 5(A)).

De igual manera, se reciben donativos de gentiles idólatras destinados a una sinagoga, por ejemplo, para la adquisición de una lámpara (Tratado de Arajín 6(A), Tosafot a Baba Batra 8(B), Shulján Aruj Yoré De’á 259:4, Ramá 254:4).

Esto no implica la profanación del Nombre de D’s sino más bien todo lo contrario, ya que por medio de su donativo el gentil en cuestión desea participar junto al pueblo de Israel en el servicio a HaShem. Esto y más, si un judío donó dinero para adquirir la lámpara y resulta que esta no era necesaria, los responsables de la sinagoga tienen la potestad de destinar ese dinero a otro uso, adquiriendo con él otro objeto preceptivo que resulte importante. Pero si el donativo provino de un gentil, estará prohibido cambiar el destino del uso del dinero sin su previo consentimiento, pues cabe temer que de enterarse que se hizo un uso diferente con su dinero, podría llegar a enojarse con los judíos por haber malversado su aporte, todo lo cual provocaría una profanación del Nombre Divino (Tratado de Arajín 6(B), Shulján Aruj Yoré De’á 259:3). No obstante, es preciso tener el recaudo de que cuando un gentil done algo a la sinagoga, lo haga con el conocimiento previo de los judíos que van a recibir su aporte, para que resulte claro que no tuvo la intención de donar para el Templo de Jerusalém o para fines idólatras (Shulján Aruj ídem 4, Turei Zahav 7).

Se puede también recibir donativos de gentiles que no se encuentran en el estatus de “prosélito residente” (guer toshav) para hospitales, universidades, parques, instalaciones de seguridad y símiles destinados a promover el poblamiento del país (con judíos –ishuv haaretz).

¿Corresponde señalar el nombre del donante gentil en un cartel?

Desde el punto de vista de la norma, está permitido señalar la identidad del donante por medio de la colocación de un cartel con su nombre en la sinagoga, tal como se hace cuando los benefactores son judíos. No obstante, hay quienes dicen que a priori es preferible no hacerlo (Responsa Zijrón Yehudá Grünwald 56), al tiempo que otros entienden que a priori es preferible no recibir algo específico de parte de gentiles sino únicamente un donativo general para la sinagoga (Responsa Yad Ytzjak III 274).

En la práctica, si el rabino de la sinagoga entiende que el acto implica una santificación del Nombre de D’s, se puede a priori inscribir los nombres de los donantes gentiles. No obstante, queda claro que no se puede recibir donativos de organizaciones misioneras, pero sí de parte de cristianos que aceptaron sobre sí no intentar convertir judíos al cristianismo, y obviamente que también se puede recibir colaboraciones de cristianos que aman al pueblo de Israel.

Donativo a una yeshivá de parte de gentiles que no son ksherim

En lo que respecta a un donativo para una yeshivá, cuando este está destinado a la manutención de los estudiantes, sean estos solteros (bajurim) o casados (avrejim), se lo considera como una tzedaká que no puede ser recibida de parte de gentiles. Por su parte, cuando el donativo está destinado a las necesidades edilicias de la institución se lo considera como un aporte de parte de gentiles que puede ser recibido (Vaiashov Haiam 2:16, Mishné Halajot 5:178, esto es también lo que surge de la obra Da’at Cohen 132 y Pri HaSadé 2:49).

“Y estaréis limpios ante D’s e Israel”[1]

Hace cuestión de unos trece años, cuando comencé a estudiar este tema, a los efectos de mantener mi imparcialidad, y tal como lo había publicado en mi columna de Revivim del 13 de Tishrei del 5773, me comprometí a que tanto yo como las instituciones que presido nos abstendríamos de recibir donativos provenientes de cristianos. Así, mi decisión en cuanto a que su estatus es similar al de los gentiles ksherim resultó estar limpia de cualquier forma de cálculo material. A propósito, también antes de ello, en mi deseo de proceder en esta cuestión con suma excelencia, en la práctica, no habíamos recibido donativos de gentiles. A pesar de ello, hubo rabinos y distintas personalidades que prefirieron desprestigiarnos y difundieron por doquier que recibíamos permanentemente contribuciones provenientes de cristianos. En la actualidad, como ya no cabe temer que hablar de esto pudiera ofender a los donantes, podemos contar que en efecto hace cuestión de unos quince años se nos ofreció una importante suma, doscientos cincuenta mil dólares, y por respeto a los benefactores no podíamos anunciar que nos negábamos a recibirla. Pero en la práctica, dado que en esta cuestión deseábamos conducirnos con excelencia, el donativo no llegó a nuestra yeshivá y permaneció en los Estados Unidos donde fue utilizado para llevar adelante una campaña de esclarecimiento en favor del Estado de Israel. Es probable que esa contribución -que logró trascender públicamente- fuera la estaca en la cual nuestros detractores se apoyaron, ya que además de todo no podían concebir que yo pudiera tener una actitud favorable hacia los cristianos amantes de Israel sin obtener de ello beneficio alguno.

Si hemos de juzgarlos benignamente, digamos que el relato no les fue narrado en su totalidad, tal como se menciona en la Guemará (Tratado de Baba Batra 10(B)) cuando no le contaron a Rav Emi que Raba había repartido el dinero recibido de parte de Ifra Hormiz entre gentiles necesitados, y por ello se enojó con Raba. No obstante, la situación de nuestros detractores es aún peor, ya que ni siquiera se tomaron el trabajo de investigar cuál había sido la realidad de los hechos, a pesar de que podían haberlo averiguado fácilmente.

La halajá en la práctica

Según la opinión de la mayoría de las autoridades halájicas, los cristianos amantes de Israel que creen en la singularidad del pueblo judío y se oponen a la actividad misionera en nuestro seno son considerados gentiles ksherim de los que se puede recibir tzedaká. No obstante, a priori, si bien ello no está prohibido, corresponde que no lo hagamos. Y dado que en la actualidad nuestra situación económica es mucho mejor que la que imperaba en las generaciones anteriores, y dado que no hay judío alguno en la tierra de Israel que no pueda mantenerse a base de las ayudas estatales y de la tzedaká -todas estas provenientes de nuestros hermanos- es oportuno no hacer uso de esta autorización halájica.

Sin embargo, a priori se puede recibir donativos provenientes de gentiles que no son ksherim cuando los aportes están destinados a una sinagoga y demás necesidades públicas.

En lo que respecta al “Keren Leyedidut”[2], dado que recauda donativos de cristianos amantes del pueblo de Israel, según la opinión de la mayoría de los juristas se puede recibir tzedaká proveniente de este fondo. No obstante, tal como ya dijimos, en virtud de que nuestra situación actual en el Estado de Israel es buena, resulta oportuno que no recibamos tzedaká de gentiles ksherim, y obviamente que no debemos exponer ante ellos nuestra situación de un modo tal que de nuestras palabras se desprenda que somos pobres y estamos necesitados. Sin embargo, donativos destinados a necesidades públicas o de seguridad pueden ser recibidos a priori, ya que no implican una rebaja en nuestra dignidad, por cuanto que estamos luchando contra los malvados de la tierra, y si nosotros no los detuviéramos ellos seguirían matando, destruyendo y atentando contra el mundo entero, y por eso, en el acto de apoyarnos, los gentiles están promoviendo la paz en el mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] (Números-Bemidbar 32:23). Se refiere a la obligación de todo judío de que su conducta sea impoluta tanto a ojos de D’s como de los hombres (N. de T.).

[2] Institución caritativa israelí de ayuda a personas necesitados que recauda sus donativos entre cristianos amantes de Israel en los Estados Unidos y fuera foco de debate en el mundo ortodoxo en virtud de las leyes que estamos estudiando, N. de T.).

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