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El testamento del Rabino Uziel, de bendita memoria: una lección para las generaciones

NITZAVIM VAIELEJ 2023

El testamento del Rabino Uziel, de bendita memoria: una lección para las generaciones

En virtud del septuagésimo aniversario del fallecimiento del Gran Rabino Sefaradí, el Rishón LeTzión Rabino Ben Tzión Meir Jai Uziel, de bendita memoria, traemos citas de su testamento que incluyen fundamentos de Torá y temor reverencial a Dios: Un llamado a fortalecerse en la observancia de la Torá y sus preceptos, cuáles fueron sus metas en el ejercicio del rabinato, un agradecimiento, un pedido de disculpas y una reflexión sobre los avances de la redención que contempló en sus días.

Foto: Dignidad y modestia. El Rabino Bentzión Meir Jai Uziel de bendita memoria

 

“Tengan mucho cuidado de velar por todos los medios por la paz del pueblo y la paz de Estado de Israel. Amad la verdad y la paz, pues las discusiones y las divisiones son los enemigos más peligrosos, son cual polillas para la Casa de Ya’akov y podredumbre para sus huesos. Por el contrario, la paz y la unidad son los fundamentos eternos para la existencia soberana del pueblo de Israel que no habrá de colapsar jamás, son los pilares sobre los cuales se apoya permanentemente la Casa de Israel y son los conductos de la bendición y los brazos fuertes y vigorosos del pueblo de Israel”.

El más grande entre los rabinos, el Rishón LeTzión el Rabino Uziel

El 24 de Elul se conmemorará el septuagésimo aniversario del fallecimiento del más grande de los rabinos, el Gran Rabino Sefaradí, el Rishón LeTzión Rabino Bentzión Meir Jai Uziel (5640-5713, 1880-1953).

Tal como parece, en lo referente al criterio de los dictámenes halájicos para el público en general el Rabino Uziel fue el más grande de los rabinos de su generación, la del establecimiento del Estado de Israel y reunión de las diásporas. En virtud de su grandeza en la Torá comprendió la realidad de manera acertada, sus dictámenes halájicos fueron singularmente equilibrados y sobre ellos sentó firmes bases para continuar aclarando la halajá en preguntas novedosas. Su carácter fue virtuoso y de una especial nobleza, nunca se le adhirió mancha alguna de codicia, altanería o nepotismo. Gracias a su genialidad, sus enormes conocimientos y su gran laboriosidad tuvo siempre un semblante luminoso para las creaturas. Amaba la paz, y logró alcanzar la concordia entre maridos y mujeres, así como también entre grupos que se encontraban enfrascados en enconadas disputas. Si bien detentaba posturas muy claras en numerosos temas, gracias a su carácter virtuoso y a su procura permanente de la paz, quienes discrepaban con sus posiciones jamás pudieron pelearse con él. Su grandeza en la Torá -tanto en su función de rabino como así también en su rol de sentenciador halájico- era tan contundente, que cuando se propuso su nombre para sustituir al Rishón Letzión el Rabino Ya’akov Meir, no hubo ningún candidato que le disputara el puesto. Era claro que él era la persona más indicada y no había otro que se le acercase. Así, representó a la Torá y a la generalidad del pueblo de Israel con gran dignidad y modestia.

Su origen familiar

El Rabino Uziel nació en el seno de una de las familias de mayor abolengo, descendiente de los judíos expulsados de España. A raíz de la expulsión, la familia Uziel salió de España rumbo al puerto griego de Salónica que en aquel entonces estaba bajo el dominio otomano. Algunas generaciones antes del nacimiento del Rabino Uziel la familia inmigró (ascendió) a Jerusalém de modo tal que el Rabino Uziel nació ya en esta ciudad, hijo del Rabino Yosef Rafael que era el presidente del Tribunal Rabínico de la Comunidad Sefaradí local.

También su madre era descendiente de judíos expulsados de España que emigraron a Turquía y dieron origen a varias generaciones de grandes e importantes rabinos. El Rabino Uziel fue el bisnieto del Rishón Letzión Rabino Rafael Jazán, autor del importante libro de responsa “Jikrei Lev”. Los dos fueron primeramente rabinos en la ciudad de Esmirna para luego emigrar a la tierra de Israel donde finalmente fueron nombrados para el cargo de Rishón Letzión o Gran Rabino sefaradí.

El testamento del Rabino Uziel

De cara al aniversario de su fallecimiento, consideramos oportuno estudiar el testamento del Rabino Uziel. Los títulos de los diferentes pasajes no aparecen en el texto original.

Prólogo

Mis últimas palabras: Agradeceré a HaShem con todo mi corazón en el seno de un público de personas rectas por haberme hecho nacer sobre las faldas de mis sagrados padres, por haberme sentado ante mis maestros, todos ellos buenos y rectos. Y ellos conjuntamente me enseñaron el camino por el cual transitar, y las acciones a realizar en mi vida sobre la tierra. Por su mérito fui destinado desde mi tierna juventud a servir al público. Primeramente, como maestro de Torá a los alumnos del colegio religioso tradicional (Talmud Torá) y la yeshivá Tiferet Yerushalaim, en la Casa de Estudio Doresh Tzión, en los cuales estudié durante mi juventud, y posteriormente en la Casa de Estudio para Rabinos de la agrupación Ezra.

De allí me tomaron para asumir el púlpito rabínico, primero en la ciudad de Yafo-Tel Aviv y las colonias agrícolas y luego en una importante ciudad judía, en la sagrada comunidad de Salónica (que durante trescientos años fuera una gran congregación de judíos expulsados de España y en su mejor momento llegara a contar con ochenta mil almas), que lamentablemente y para el pesar de mi corazón, fue destruida de raíz por las manos impuras y los pies arrolladores de los malditos nazis, sea su nombre mencionado para el escarnio y la vergüenza eterna. Luego, nuevamente en la ciudad de Tel Aviv-Yafo, donde resido actualmente y donde espero que por la gracia de Dios pueda continuar residiendo con pleno ejercicio de una conciencia lúcida hasta el día de mi fallecimiento.

Sus objetivos como rabino: despertar el amor a HaShem, a la Torá y a cada miembro del pueblo de Israel

En los diferentes cargos que ocupé siempre me propuse los siguientes objetivos: enseñar Torá a los alumnos, hacerles amar la Torá y sus preceptos, la tierra de Israel y su santidad, despertar en ellos un amor absoluto por cada hombre y mujer de Israel, por el pueblo judío en su conjunto y por el Dios de Israel.

Siempre intenté traer paz entre todos los hombres y mujeres del pueblo de Israel, a sus cuerpos y almas, a su hablar y a sus acciones, a su pensar y a sus ideas, a su andar y a sus emprendimientos, en la casa y en la calle, en las aldeas y en las ciudades. Traer paz verdadera a la Casa de Israel y a su familia, a la Kneset (parlamento) de Israel, a sus agrupaciones y partidos, paz entre el pueblo de Israel y su Padre Celestial.

El amor a HaShem y al pueblo de Israel provienen de un mismo lugar

Estos dos objetivos no son sino uno, dado que ambos provienen de una misma fuente – la Torá del Dios viviente y Rey del universo, que es el Monarca de Israel y quien lo santifica, ya que dio a Su pueblo la Torá verdadera, dado que “Todos sus caminos son agradables y todas sus sendas de paz” (Mishlei-Proverbios 3:17). Estos dos objetivos son mi misión y objetivo en la vida y de acuerdo con estos orienté mi existencia, tal que esta fue mi plegaria a diario: “Guíame con Tu consejo y condúceme por Tus caminos, pon paz y verdad entre todos los hijos de Tu pueblo Israel para que amen y santifiquen Tu Nombre”.

Por supuesto que no logré alcanzar sino una ínfima porción de estos dos objetivos, a los cuales hice mis metas en la vida, pero sé, y Dios que sabe todos los misterios sabe, y el pueblo de Israel también habrá de saber, que este fue mi objetivo y esta fue mi plegaria.

Agradecimiento por todo el bien recibido

Ahora, hermanos y hermanas, maestros y señores míos, toda la nación de Israel, al separarme de vosotros y reunirme con mis ancestros y mi pueblo para descansar en el Edén, agradezco de corazón a la generalidad del pueblo de Israel y a la generalidad de sus miembros por el gran honor, mucho mayor que el que yo -hombre de pocas buenas acciones en su haber- merezco, con el que me habéis honrado durante los días de mi vida. Por el gran placer que me habéis prodigado al darme un sustento honorable y generoso de buena gana, por medio del cual pude mantenerme, criar y mantener a mi familia, que siempre vivan en HaShem, amén.

Pedido de disculpa

De todas maneras, solicito el perdón y la disculpa más absoluta por mis pecados y transgresiones, por mis ofensas y agresiones, y si pequé contra el público o contra individuos y no alcancé a reconciliarme en los días de mi vida, sepan y crean que no lo hice adrede y que el honor y la voluntad de cada hombre y mujer del pueblo de Israel y de todas las instituciones públicas me son sumamente caros e importantes. Pero puede ocurrir que en virtud de que soy un ser humano hecho de materia, se me pudo haber escapado de la boca o pude haber realizado alguna acción ofensiva, o pude haber causado una pérdida material a alguien, y por ello les pido y declaro: por favor, perdónenme y por medio de vuestro perdón devolverán a mi alma su descanso.

En cuanto a mí, declaro ante Dios y los hombres que no tengo rencor alguno contra ningún hijo de Israel, y si bien hubo quienes expresaron en mi presencia y en mi ausencia palabras fastidiosas y ofensivas para con mi persona, las perdoné de inmediato, y he aquí que ahora perdono y disculpo entera y completamente a todo hombre y mujer y a toda la generalidad del pueblo de Israel y les digo: “Shalom Shalom, al lejano y al cercano”.

Tuvimos el privilegio de vivir el florecimiento de la redención

Agrego algo más: Escuchadme hermanos e hijos de mi pueblo, y Dios os escuche, en nuestra generación se reveló para nosotros un privilegio maravilloso al manifestar HaShem Su brazo fuerte y oculto ante Su pueblo escogido Israel, reuniendo a nuestros dispersos y trayéndonos al país de la heredad de nuestros padres, al punto de que logramos ser un pueblo que reside en su tierra.

Esta reunión de las diásporas que tuvo lugar durante las últimas décadas, fue el núcleo central del florecimiento de la redención, y cuando llegó el momento destinado por el Creador del mundo y por Quien escogió a Su pueblo y Su tierra sagrada para ello, vertió un espíritu de consejo y valentía en el corazón de nuestros heroicos pioneros, los coronó con la diadema de la victoria y nos concedió esta tierra, la cual prometiera a nuestros ancestros y a nosotros.

Por medio del cumplimiento de la Torá seremos exitosos y reinará la paz en el mundo

Recuerden, contemplen detenidamente, sepan y crean que la mano de HaShem ha obrado todo esto, para cumplir lo dicho por Sus sagrados profetas sobre la paz eterna que habrá de llegar para el pueblo de Israel y el mundo entero. Él pone como condición para ello que los hijos de Israel observen las palabras de la Torá y sus preceptos por medio de los cuales se consagrará el nombre sagrado de Israel y su Redentor, y todas las naciones aprenderán a conocer la unicidad de Dios y Su fe. Esto traerá como resultado la llegada de la paz y la verdad a nuestro campamento y una paz estable entre todas las naciones. Entonces, los hombres no obrarán mal ni se harán daño uno al otro, ni un reino atentará contra otro, ni una nación actuará contra otra “y se colmará la tierra de conocimiento de HaShem como las aguas que cubren la mar”.

He aquí que culmino con una bendición que dice lo siguiente: “Que HaShem nuestro Dios esté con nosotros, que no nos deje ni nos abandone, para que inclinemos nuestros corazones hacia Él y andemos por todas Sus sendas y cuidemos todos Sus preceptos por nuestro bien para siempre”.

Un llamado al refuerzo en el estudio de la Torá y la observancia de los preceptos

Debéis saber todos, hijos de Israel que residís en la amada tierra que HaShem entregó a nuestros ancestros, que debéis regresar a Su sagrada Torá para estudiarla y enseñarla a nuestros hijos que vienen tras nuestro, de su fuente fidedigna, por la boca de Moshé Rabenu y nuestros sagrados profetas, los sabios de todas las generaciones y los que viven con nosotros en la nuestra. Observad sus preceptos como es debido y sus leyes conforme su sentencia en completitud, porque “las sentencias de HaShem son verdaderas y juntas resultan justas”. Recordad siempre con amor las palabras del señor de los profetas, el varón de Dios, en cuya sagrada Torá está escrito: “HaShem nuestro Dios nos ordenó hacer conforme todas estas leyes para que temamos a HaShem nuestro Dios para nuestro beneficio para siempre, para que nos dé vida como en este día, y se nos considere como un acto de bien, si hemos de observar todas estas leyes tal como nos las ordenó”. Todo esto, sin que medie intrusión alguna de las leyes de las naciones o de sus normas.

Absteneos de toda discusión y división, reforzad la paz y la unidad en el pueblo de Israel

Tengan mucho cuidado de velar por todos los medios por la paz del pueblo y la paz de Estado de Israel, amad la verdad y la paz, pues las discusiones y las divisiones son los enemigos más peligrosos, son cual polillas para la Casa de Ya’akov y podredumbre para sus huesos. Por el contrario, la paz y la unidad son los fundamentos eternos para la existencia soberana del pueblo de Israel que no habrá de colapsar jamás, son los pilares sobre los cuales se apoya permanentemente la Casa de Israel, y son los conductos de la bendición y los brazos fuertes y vigorosos del pueblo de Israel.

Cuidad estos dos pilares para que os fortalezcáis en vigor y valentía, y alejéis así de vosotros las fuerzas de la destrucción que nos envuelven a modo de nudo de horca, para destruirnos y borrar el nombre de Israel y su Torá de la faz de la tierra.

Alejad de vosotros todos los elementos de división y disputa de nuestro campamento, de nuestro país, y en su lugar afianzad factores de paz y unidad en nuestro seno, para que nuestro campamento se mantenga puro y sagrado, cohesionado y fortificado cual muralla protectora, sobre la cual no pueda actuar ninguna fuerza destructora ni vengativa. HaShem, que obra la paz en las alturas, nos conceda a nosotros la paz, y nos bendiga tal como lo dijera nuestro profeta Moshé: “HaShem vuestro Dios os ha multiplicado, y hoy sois numerosos como las estrellas del cielo, HaShem vuestro Dios os agregue mil veces más y os bendiga tal como os ha dicho”.  “HaShem dará fortaleza a Su pueblo, HaShem bendecirá a Su pueblo con la paz”. “Y agradarán a HaShem las ofrendas de Yehudá y Jerusalém como en los días de antaño y en los años pretéritos”.

He aquí que vuestro hermano se despide de vosotros al marcharse a la vida del Mundo Venidero con la bendición de la paz y la redención eterna – orando por el establecimiento del trono real de la Casa de David y la construcción del Santuario de HaShem en la sagrada ciudad de Jerusalém.

Bentzión Meir Jai Uziel

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