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Esperanza y alegría en tiempo de guerra

VAERÁ 5784

Esperanza y alegría en tiempo de guerra

 

La solución más razonable para la franja de Gaza es promover la emigración de sus residentes.

Hay lugar para la alegría en las cuestiones individuales incluso en un tiempo como este, siempre y cuando en paralelo podamos seguir teniendo presentes a nuestros soldados que combaten, a los caídos y a los secuestrados.

Una mujer que contrae matrimonio con alguien proveniente de otra congregación debe modificar sus costumbres solamente por aquellas que eran claras y definidas en casa de su marido, en el resto de las normas, ambos dos deben proceder en conformidad a las reglas simples de la Halajá y no apegarse a las tradiciones de la congregación mencionadas en los libros.

De momento, mientras la guerra continúa y el Ejército de Defensa de Israel se dispone a destruir más y más edificios para evitar bajas en nuestras fuerzas, en la medida que las hostilidades se prolonguen, la franja de Gaza se convertirá en un sitio en el cual resultará difícil residir y cuya reconstrucción tomará largos años. Esta situación puede promover una gran emigración de árabes que recibieron una pérfida educación, fueron criados para odiar a Israel y entrenados para consagrar sus mayores esfuerzos en luchar contra nosotros.

 

En estos días de guerra, cuando oímos sobre más y más soldados sagrados que entregaron sus vidas en la defensa del pueblo de Israel y su país o que sufrieron heridas de gravedad, surge en el seno de la población una dolorosa sensación de tristeza y frustración. Se despiertan preguntas tales como: ¿por qué no se logra derrotar al Hamás? (ellos se prepararon para luchar contra nosotros mucho mejor de lo que nuestro aparato de seguridad imaginó o previó); ¿por qué los comandantes del Ejército de Defensa de Israel se durmieron en su guardia y por qué prefirieron una política de contención en lugar de optar por llevar a cabo un ataque cien veces más duro ante cada provocación? (había una concepción errada en lo que refiere a las intenciones del enemigo); ¿por qué el liderazgo político fracasó una y otra vez en decisiones tales como la retirada de la península del Sinai, los Acuerdos de Oslo y el consiguiente establecimiento de la Autoridad (terrorista) Palestina en Judea y Samaria así como las retiradas del Líbano y de Gush Katif (franja de Gaza)? (debilidad general en la realización del proyecto nacional de poblar la tierra de Israel y hacer frente al enemigo).

Sin embargo, en la porción de lectura de esta semana podemos encontrar un posible consuelo. En la parashá aprendemos que a veces el proceso de redención se prolonga y en determinadas etapas parece como si la situación se tornara aún peor, tal como Faraón empeoró las condiciones de sojuzgamiento, sin embargo, al final resulta que ello fue para bien, pues gracias a ese desarrollo los egipcios recibieron las plagas, y así, tanto el honor celestial como la dignidad de Israel se revelaron en el mundo.

Esperanza

Al final de cuentas, la solución más razonable a la guerra entre nosotros y los árabes es la expulsión del enemigo árabe de toda la tierra de Israel. Sin ello, precisaremos continuar luchando contra los árabes una y otra vez, matar de ellos a miles y a decenas de miles y sacrificar la vida de muchos de nuestros queridos soldados.

Lamentablemente, por distintos motivos, tanto internos como externos, nos resulta difícil promover la emigración de aquellos árabes que desean destruir al Estado de Israel así como recompensar a aquellos que desean el bien del país judío. De momento, mientras la guerra continúa y el Ejército de Defensa de Israel se dispone a destruir más y más edificios para evitar bajas en nuestras fuerzas, en la medida que las hostilidades se prolonguen la franja de Gaza se convertirá en un sitio en el cual resultará difícil residir y la reconstrucción tomará largos años. Esta situación puede promover una gran emigración de árabes que recibieron una pérfida educación, fueron criados para odiar a Israel y fueron entrenados para consagrar sus mayores esfuerzos en luchar contra nosotros. Es preciso actuar en aras de que el liderazgo civil y militar prefiera siempre destruir las casas del enemigo y no poner en riesgo la vida de nuestros soldados, y recuerden que en la medida que Gaza esté destruida disfrutaremos de una mayor seguridad, y que resulta importante velar por que este objetivo no se vea afectado o desbaratado por discusiones apresuradas sobre “el día después”. Cualquier tipo de debate que no esté orientado a promover la emigración de los árabes que nos odian, estará destinado a arribar a soluciones vanas, apresuradas y erróneas, semejantes a las “soluciones” anteriores.

Pequeñas alegrías durante la guerra

Pregunta de un muchacho: ¿Es apropiado alegrarse en un tiempo como este de guerra, tensión y preocupación por nuestros soldados? Por ejemplo, ayer pasé con éxito la prueba para obtener mi licencia de conducir, ¿puedo alegrarme por ello, o acaso es preciso no hacerlo como forma de identificación con los soldados en combate y las familias dolientes?

Respuesta: Sobre este tipo de preguntas suele decirse que “la pregunta de un sabio trae implícita la mitad de la respuesta”. La forma en como has planteado la pregunta ya indica la solución al dilema, ya que si nos alegramos olvidándonos de los soldados y de los dolientes, estaremos ante una alegría sumamente problemática que pasa por alto las dificultades y los desafíos. Pero cuando recordamos los grandes desafíos que tenemos delante, nos identificamos con el dolor de quienes están guardando luto por los sagrados caídos que entregaron su vida en defensa del pueblo de Israel y su tierra y oramos por el bienestar de los soldados, entonces, sí cabe alegrarse.

Además, orienta tu intención a que por medio de la licencia de conducir que obtienes harás buenas acciones, ayudarás a tus padres y abuelos, te ofrecerás a llevar a quien lo precise, viajarás por caminos rectos, y por supuesto, observarás las reglas de seguridad en el tránsito.

El recitado de la bendición de “shehejeianu” por parte de quienes aprobaron su examen para obtener la libreta de conducir

Cabe recordar aquí que nuestros sabios prescribieron recitar la bendición de shehejeianu cuando se recibe una buena noticia, entre estas, la aprobación del examen para obtener la licencia de conducir, la obtención de un puntaje elevado en el examen psicométrico o cualquier otra prueba. Si quien recibe la noticia está muy contento, que recite “shehejeianu”, y quien se alegre mucho por haber sido aceptado para un empleo, que recite también “shehejeianu” (Pninei Halajá Berajot 17:8).

Las diferentes costumbres de las congregaciones y cómo se aplican a los cónyuges que provienen de otras

En situación de guerra se revela el gran valor de la unidad del pueblo de Israel, y he aquí una pregunta que surge del bendito proceso de reunión de las diásporas que es el fundamento de nuestra unión

Pregunta: Primeramente, aprovecho la oportunidad para agradecerle al Rabino por los libros de la colección Pninei Halajá que me ofrecieron la posibilidad de acceder al mundo de la Halajá y estudiarla con claridad y alegría. En cuestión de cinco meses he de casarme con mi prometida, provengo de una familia ashkenazí y mi novia es de origen oriental. Quisiera saber si mi prometida debe o no modificar todas sus usanzas y conducirse en forma absoluta en conformidad a los dictámenes halájicos ashekenazíes o si en algunas cuestiones puede mantener sus costumbres familiares. De ser así, ¿en cuáles?

Asimismo, me dará mucho gusto saber si existe un sitio en el cual pueda estudiar de modo concentrado todas aquellas halajot en las cuales, según sus dictámenes, existen diferencias entre el actuar de ashkenazíes y sefaradíes.

De momento quisiera detallar las preguntas que nos han surgido:

1) Cuando nos hospedemos en casa de mis futuros suegros durante Pesaj, ¿podremos comer legumbres (kitniot), o cuanto menos mi prometida podrá hacerlo?

2) ¿Podremos comer en casa de mis futuros suegros sobre platos de vidrio que ellos emplean tanto para carne como para leche?

3) ¿Debe mi prometida recibir una instrucción para novias acorde a la tradición ashkenazí?

4) Vi en Pninei Halajá que usted escribe que la mujer ha de modificar la tradición de su rezo (nusaj) por la de su marido hasta que los niños alcancen una edad en la que es preceptivo comenzar a educarlos en el cumplimiento de los preceptos. ¿Se trata de una recomendación o de un deber?

Respuesta

En términos generales, las diferencias entre las tradiciones no son grandes, y principalmente se centran en la tradición del rezo. En cuanto a las halajot, amén de que las diferencias no son significativas, casi nunca son entre todos los ashkenazíes y todos los sefaradíes sino entre una mayoría de los primeros y una minoría de los segundos o entre una mayoría de los sefardíes y una minoría de los ashkenazíes. Por ello, no habrás de encontrar un texto que presente ordenadamente las diferencias entre sefaradíes y ashkenazíes porque el tema en sí no es ordenado y está mucho más fragmentado que la división general entre ambas congregaciones. Por lo tanto, mi manera de encarar el tema es que aquellas tradiciones conocidas por todos que se vieron en el hogar paterno – corresponde mantenerlas como costumbres. Y en aquello que no se sabe a ciencia cierta, sino que está escrito en los libros, es preferible conducirse según las reglas de la Halajá, como por ejemplo, que en caso de una duda sobre un precepto de la Torá se opta por la opinión más estricta, o que en caso de una duda de origen rabínico se opta por la opinión más flexible, o que la Halajá es conforme la mayoría de los juristas y similares, y así es como lo he explicado en Pninei Halajá.

Las cuestiones de kashrut y las legumbres (kitniot)

De aquí pasemos a las preguntas concretas. Rabí Shim’ón ben Tzemaj Durán (Responsa Tashbetz III 179) escribió que resulta obvio que no es posible que dos cónyuges compartan una misma mesa y que lo que uno pueda comer el otro no. Por ello, la mujer debe conducirse según la usanza de su marido ya que para el esposo la mujer es como su propio cuerpo. Y tal como estudiamos, cuando una judía se casa con un cohen, su estatus pasa a ser el de cohenet o de hija de cohen por lo que come de la ofrenda que recibe su marido, y por el contrario, cuando una hija de cohen se casa con un israelita, pasa al estatus de su marido por lo que tendrá prohibido comer de las ofrenda dirigidas a los cohanim.

Según esto, una mujer ashkenazí que se casa con un sefaradí come legumbres en Pesaj, y una muchacha sefaradí que se casa con un ashkenazí no las come. Sin embargo, si se encontraren en casa de los padres de la mujer, y la esposa deseare intensamente comer legumbres con ellos, en los primeros años de matrimonio cabe que lo haga ya que la tradición del sitio en el cual uno se encuentra tiene también importancia, y dado que en el pasado cuando vivía con sus padres se conducía según esa usanza, podrá continuar con su costumbre anterior. Pero en la medida que sus hijos crezcan, deberá abstenerse de hacerlo incluso en casa de sus padres, para no confundir a los niños.

Un mismo utensilio de vidrio para alimentos cárnicos y lácteos según la usanza sefaradí

En efecto, según el Shulján Aruj (Oraj Jaím 451:26) se permite utilizar un recipiente de vidrio para alimentos lácteos y cárnicos siempre y cuando sean lavados entre un uso y el otro, y así es como sentenciaron en la práctica muchos de los juristas (Pri Jadash, Sdei Jemed, Yabía Omer IV Yoré Deá 5, Netivei Am, Shemesh Umaguén) al tiempo que el Ramá adoptó una actitud estricta. Sin embargo, entre los juristas sefaradíes hubo también quienes se inclinaron por la opinión estricta (Kneset Haguedolá, Or Letzión, el Rav Jaim David Haleví), y tal como parece, en la práctica, no se acostumbraba a adoptar una actitud flexible en esta cuestión. Por otra parte, entre las autoridades halájicas ashkenazíes hubo también quienes adoptaron hacia este tema una actitud flexible (Sheelat Yaabetz, Jamudei Daniel y Yad Yehudá).

En la práctica, también para los sefaradíes es preferible no comer en los mismos platos de vidrio alimentos cárnicos y lácteos porque esta flexibilización en la norma se contradice a las demás costumbres de separación comúnmente aceptadas en Israel. No obstante, aquella persona que provenga de una familia en la cual se procede según la opinión flexible, por supuesto que puede continuar procediendo de esa manera (ver sobre esto en Pninei Halajá Kashrut 32:5 nota al pie de página 5).

Cuando los ashkenazíes se hospedan en lo de sefaradíes que acostumbran a emplear los mismos platos de vidrio para alimentos cárnicos y lácteos, podrán comer de los utensilios en cuestión sin temor alguno dado que resulta absolutamente claro que no se produce mescolanza alguna entre los distintos sabores. Cuánto más aun que así debe proceder un yerno que se aloja en la casa de sus suegros.

El curso preparatorio para novias

Tu prometida puede recibir instrucción prenupcial de cualquier maestra pues las diferencias ente las usanzas de las diferentes congregaciones son mínimas, y lo principal es que la docente sea buena, explique claramente los preceptos relativos a la alegría en los tiempos de unión de la pareja (oná) y no confunda entre las halajot y las prácticas rigurosas.

En lo que respecta a la Halajá propiamente dicho, si bien tú te conduces según la tradición ashkenazí es correcto para los dos que tu prometida obre en conformidad al Shulján Aruj que es más flexible en lo que respecta al conteo de los días anteriores al inicio de los siete días limpios. A propósito, tal como ocurre en toda discusión, no se trata de una diferencia entre las costumbres ashkenazí y sefaradí, ya que entre los sabios sefaradíes hubo también quienes adoptaron una actitud más estricta aun que la de los ashkenazíes, pues que en la práctica había sefaradíes que eran más estrictos que los ashkenazíes en esta cuestión, pero el Shulján Aruj (sefaradí) y el Ramá (ashkenazí) debatieron en esta cuestión. Dado que el Shulján Aruj sentenció de acuerdo con la opinión mayoritaria de los sabios medievales (rishonim) y las prácticas estrictas afectan negativamente el cumplimiento del precepto de oná, es correcto que tu mujer continue con su tradición familiar (ver Pninei Halajá Taharat Mishpajá 4:7).

La modificación en la tradición del rezo

Una mujer que se casa con un hombre proveniente de otra congregación debe proceder tal como quien se muda a un sitio en el cual todos tienen una usanza diferente a la acostumbrada, y dado que el migrante tiene la intención de vivir en su nuevo sitio para siempre, debe dejar sin efecto su costumbre original y proceder como los residentes de su nuevo lugar de residencia (según el Shulján Aruj Yoré Deá 214:2, Oraj Jaím 468:4, Mishná Berurá 14). Lo mismo ocurre en o referente a la tradición del rezo (nusaj), corresponde que la mujer rece y recite las bendiciones según la usanza de su marido, para que no ocurra que en un mismo hogar rigen dos tradiciones.

Sin embargo, si al marido no le molesta y a la mujer le resulta difícil cambiar de usanza de rezo, aquello que ella recita en silencio podrá continuar haciéndolo según la tradición que aprendió en la casa de su padre.

Cuando sus hijos lleguen a la edad en la cual deben ser instruidos en el cumplimiento de los preceptos (guil jinuj) la mujer debe enseñarles a rezar y a bendecir según la tradición de su marido. Por ello, aunque su marido hubiere aceptado que ella continue rezando y bendiciendo según la tradición a la que está acostumbrada, al llegar los hijos a la edad de ser instruidos en el cumplimiento de los preceptos es bueno que ella adopte la tradición de su marido para que le resulte más sencillo enseñarles a rezar y a recitar bendiciones (Pninei Halajá Tefilat Nashim 24:4). Sin embargo, a veces en el Birkat Hamazón, dado que resulta más fácil enseñárselo a los niños con la melodía de la usanza ashkenazí, en muchos hogares el marido está de acuerdo con que sus hijos lo reciten en esa versión que no es la suya de nacimiento.

 

 

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