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La bendición de agradecimiento por la contemplación de paisajes hermosos y animales especiales

EKEV 2022

La bendición de agradecimiento por la contemplación de paisajes hermosos y animales especiales

Las bendiciones por vistas especiales fueron establecidas para fenómenos que se perciben cuanto menos después treinta días de la última oportunidad, ya que ese es el lapso tras el cual en la mayoría de las personas se renueva la sensación de sorpresa o entusiasmo ante una contemplación.

Quien contempla varios paisajes maravillosos en el mismo día recita la bendición separadamente por cada uno de ellos.

Sería apropiado que los directores de los jardines zoológicos colocasen carteles que indiquen al público visitante qué bendiciones corresponde recitar al divisar animales específicos.

En todas las ciudades judías de Israel y sus adyacencias, gracias a D’s ya se olvidó el dolor del exilio y por ello ya no se bendice al contemplarlas (re)construidas. Sin embargo, quien las visite en el marco de un paseo guiado con el objetivo de ver el proceso de retorno del pueblo judío a su tierra, y contemple entonces las casas judías habitadas – habrá de recitar la bendición correspondiente en caso de no haber estado en la localidad en cuestión durante los últimos treinta días.

En estas fechas, en las que multitudes de judíos pasean a lo largo y ancho del país, resulta apropiado repasar las halajot correspondientes a las bendiciones por vistas especiales (Birkot HaReiá). Cada día alabamos y agradecemos a HaShem en las bendiciones matinales, en las bendiciones del recitado del Shemá y en los rezos por el maravilloso mundo que creó para nosotros. No obstante, además del orden fijo de rezos y de bendiciones, a veces resulta que nos topamos con espectáculos especiales que nos emocionan y maravillan, y a los efectos de expresar su valía nuestros sabios establecieron que se recite una bendición al contemplarlos para de esa manera conectarlos a su raíz espiritual.

Tras treinta días

A los efectos de recitar una bendición por una visión especial deben cumplirse dos condiciones. La primera, que el espectáculo a contemplar sea especial y despierte entusiasmo en el seno de la mayoría de las personas. La segunda, que quien lo contemple no lo haya visto durante los últimos treinta días ya que entonces se considera que la escena resulta nueva. Si bien hay personas sensibles que vuelven a emocionarse incluso tras solo una semana, y otras, más apáticas, que no se maravillan así haya pasado ya un año, nuestros sabios dispusieron que se bendiga de acuerdo con lo socialmente aceptado por la mayoría de la gente, esto es, que pasado un mes el espíritu vuelve a deleitarse por la novedad.

Mar y ríos

Al divisar un mar semejante al Mediterráneo, un lago similar al Kineret (Mar de Galilea) o al Mar Muerto se recita «Osé Ma’asé Bereshit» («Bendito eres Tú HaShem … autor de la obra de la Creación»). Al contemplar un océano que rodea continentes se recita «Sheasá Et HaYam HaGadol» («Bendito eres Tú HaShem…que ha hecho el Gran Mar»). Por un lago artificial no se bendice ya que es producto de la obra humana.

Por los ríos se recita «Osé Ma’asé Bereshit» a condición de que sean caudalosos como el Éufrates, que es denominado «rio grande» por la Torá. En la tierra de Israel carecemos de un rio de esas características por lo que no bendecimos.

Montañas, colinas y desierto

Se recita la bendición por montañas especialmente altas respecto de su entorno, como es el caso de los montes Hermón, Arbel, Tabor, Masada y Sártaba. Asimismo, se recita por colinas que, aunque no alcancen alturas especialmente elevadas, son poseedoras de un aspecto singular. Por ello, bendecimos ante acantilados escarpados y estrechos como los que se suelen ver en el Desierto de Judea.

El desierto resulta impactante en virtud de sus extensiones yermas, y por ello se bendice justamente al encontrarnos en una ubicación que resulte impactante, por ejemplo, al pasear por ella o al caminar hacia un punto panorámico ante el cual se extiende un gran paisaje que permite apreciar las sus extensiones.

Vista a distancia

Quien divisa una vista especial que despierta admiración a la mayoría de las personas debe recitar la bendición, aunque la persona en cuestión no se entusiasme especialmente. En caso de divisar el paisaje a la distancia, si esta vista despierta admiración a la mayoría de las personas – debe bendecir, y en caso de que no – corresponde abstenerse de hacerlo. Nos referimos a un entusiasmo por la mera contemplación de la vista, en virtud del enorme tamaño del mar o de la montaña y no del hecho de que a pesar de la distancia logramos divisarlos. Por ello, a modo de ejemplo, quien ve el Mar Mediterráneo, los Montes de Edom o el Hermón nevado desde Har Berajá no recita la bendición.

¿Cuándo se recita?

La bendición debe ser recitada durante el tiempo en que se contempla la vista especial, o como mucho durante el lapso que lleva decir tres palabras inmediatamente después de haberlo contemplado. Quien no bendijo mientras veía y no volvió a contemplar la vista en cuestión durante ese día – se perdió la oportunidad de bendecir durante treinta días.

Cuando varias personas contemplan juntas una vista espectacular es preferible que cada una de ellas recite individualmente la bendición y no que todos cumplan con su deber por medio del recitado de uno de los presentes. Sin embargo, cuando un grupo sale de paseo, dado que todos contemplan juntos el mismo paisaje imponente, cabe que uno recite la bendición por todos, especialmente cuando se teme que en el grupo haya quienes no sepan hacerlo.

Numerosas bendiciones en un mismo día

Si bien no se bendice por la vista de un mar o una montaña que ya se contempló en los últimos treinta días, quien ve paisajes diferentes en una misma jornada, repite la bendición. Por ello, los que salen de paseo del centro del país rumbo al Norte, si no divisaron el mar en los últimos treinta días, al transitar por la ruta costera y ver el mar deben bendecir «Osé Ma’asé Bereshit». Al divisar el Monte Carmel volverán a bendecir. Al llegar al Monte Tabor – bendecirán nuevamente, y otro tanto al arribar al Lago Kineret. LO mismo ocurre con quien pasea por el Desierto de Judea: al ingresar al desierto debe bendecir por este, si luego divisa una montaña especialmente alta vuelve bendecir, al arribar a un sitio de acantilados increíbles bendice también por tratarse de colinas. Sin embargo, en caso de ver posteriormente otros acantilados especiales, la bendición pronunciada anteriormente los incluye a todos ya que son del mismo tipo y pertenecen a la misma área geográfica. En caso de divisarse diferentes tipos de paisaje simultáneamente, por ejemplo, si se contempla el Monte Arbel y el Kineret al mismo tiempo, se bendice por ambos una sola vez.

Una vista rutinaria

Nuestros sabios establecieron estas bendiciones con carácter obligatorio. Sin embargo, surgió una interrogante: en el pasado, cuando las personas iban a pie o montaban sobre un burro, la contemplación de un paisaje impresionante durante el camino despertaba asombro. Pero en la actualidad, las personas transitan por los caminos a diario rumbo a su trabajo, y a diario pasan junto a paisajes, por lo que surge la pregunta de si por un tipo así de vista resulta obligatorio bendecir. Por ejemplo, una persona que vive en Jerusalém y precisa viajar a Haifa por trabajo o por un evento familiar, al llegar a los sitios de la ruta costera desde los cuales se divisa el mar, ¿deberá bendecir «Osé Ma’asé Bereshit»? Luego, al divisar el Monte Carmel, ¿deberá bendecir nuevamente?

Respuesta: En un caso así, la decisión está en manos de la persona, si decide contemplar el paisaje e impactarse de lo que ve – que bendiga, y si no desea mirar – que no recite la bendición.

Quien vive cerca del mar o junto a una montaña alta

En el caso de quien vive cerca del mar o junto a una montaña alta, o que está acostumbrado a viajar junto a estos fenómenos geográficos – dado que al contemplarlos no ve nada nuevo – no bendice. Incluso si pasaron ya treinta días desde la ultima vez que los vio, no habrá de bendecir, ya que puede contemplar fácilmente ese paisaje y el verlo no le reporta novedad. Pero en caso de que abandone su sitio de residencia por treinta días, si al regresar desea contemplar el mar o la montaña deberá bendecir. Y por supuesto que por la vista del mar o de una montaña es necesario bendecir.

Creaturas bellas

Quien contempla árboles o animales hermosos y sobresalientes debe recitar «Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej Ha’Olam SheKaja Lo Be’Olamó» («Bendito eres Tú HaShem, nuestro D’s, Rey el universo, que ha creado semejantes cosas en Su mundo»).

Esta bendición aplica a dos tipos de seres. El primero: una creatura considerada especialmente bella o destacada en relación con los pares de su especie. Por ejemplo, en el caso de un caballo especialmente hermoso o fuerte, mucho más que la normal de sus semejantes, o una vaca que produce más leche que las demás. Otro tanto ocurre con los árboles.

El segundo tipo: especies que son consideradas bellas respecto de las demás, por ejemplo, los peces de colores que habitan en el Mar Rojo, un tipo de loro especialmente grande y vistoso que destaca entre las demás aves o un tipo de sequoia gigante que resulta impresionante respecto del común de los árboles.

Asimismo, quien divisa un ser humano especialmente bello, grande o fuerte, así como también a un deportista poseedor de marcas destacadas – habrá de bendecir. Sin embargo, si la belleza especial es producto de la cirugía plástica o si la fuerza especial es producto del uso de esteroides, dado que no se trata de algo natural – no se bendice. Por cuestiones de recato, un hombre no bendice al encontrarse con una mujer especialmente vistosa.

No se ha de volver a bendecir jamás por la misma creatura, pero en caso de que pasados los treinta días nos encontremos con otro ejemplar vistoso de la misma especie, de aspecto levemente diferente mas no inferior en belleza – se deberá bendecir (Pninei Halajot Berajot 15:12-13).

Visita al jardín zoológico

Quienes visitan el jardín zoológico al contemplar los hermosos pavos reales y vistosos loros o tucanes deben recitar la bendición «SheKaja Lo Be’Olamó». Por elefantes o monos se dice: «Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej Ha’Olam Meshané HaBriot» («Bendito eres Tú…que hace creaturas diferentes»). Si el tucán y el pavo se encuentran cerca el uno del otro, una misma bendición los incluye a ambos, y de no estarlo, se debe bendecir separadamente por cada una de las especies. Asimismo, en el caso de los elefantes y los monos.

Corresponde que los directores de los zoológicos coloquen carteles junto a cada especie para que indiquen qué se debe bendecir al contemplarlos (ídem 15:15).

Bendición por el asentamiento en la tierra de Israel

Debe recitarse la bendición «Metziv Gvul Almaná» («que afirma la frontera de la viuda») ante cada poblado judío que se encuentre en una zona que no esté suficientemente habitada aun y resulte preciso esforzarse por cumplir en esa área el precepto de habitar la tierra de Israel para que esté en nuestra posesión y no en la de otra nación ni continue yerma. Estas zonas incluyen las regiones de Judea, Samaria, el Golán, el Neguev, la Galilea y el Valle de Yzreel.

Quien no se emociona al divisar un poblado judío debe igualmente bendecir la primera vez que lo contempla. La segunda, solamente si pasaron treinta días sin verlo y la persona se entusiasma por lo que ve deberá bendecir. Si al llegar por segunda vez ve que se construyeron casas nuevas – deberá recitar la bendición, aunque no se impresione por la vista.

En todas las regiones suficientemente pobladas por judíos, como es el caso de las ciudades hebreas y sus adyacencias, gracias a D’s ya se olvidó el dolor del exilio y por ello ya no se bendice al contemplarlas (re)construidas. Sin embargo, quien las visite en el marco de un paseo guiado con el objetivo de ver el proceso de retorno del pueblo judío a su tierra, y entonces contemple las casas judías habitadas – habrá de recitar la bendición correspondiente en caso de no haber estado en la localidad en cuestión durante treinta días.

Asimismo, un judío que llega desde el extranjero y ve por primera vez las grandes ciudades, si se maravilla por el retorno de los judíos a su tierra deberá bendecir. Otro tanto ocurre en el caso de quien contempla por primera vez una ciudad recientemente construida, si le entusiasma la magnitud de la presencia judía en el lugar – deberá bendecir.

En Jerusalém, nuestra ciudad sagrada y esplendorosa, quien se maravilla por su construcción y divisa un par de edificios nuevos que suman un nuevo barrio a la capital – aunque ya haya estado en Jersusalém en numerosas oportunidades, bendecirá por sus edificios «Matziv Gvul Almaná».

Alegría y beneplácito

Recientemente participé de numerosos eventos alegres. Hace cuestión de dos semanas un grupo de muchachas terminó el estudio de toda la serie de Pninei Halajá. El estudio comenzó hace seis años con mi hija Milká quien posteriormente se casó y mudó a la localidad Beit El por lo que el liderazgo pasó a manos de Ylanit Weinberger. El estudio tiene lugar principalmente en Shabatot y festividades, y si bien completaron el material no se ha realizado aún una fiesta de fin de curso.

Hace cuestión de una semana dos grupos más de muchachas terminaron por segunda vez el estudio de todo el Tanaj en el marco del «capítulo diario», entre media hora y cuarenta minutos todos los días. Las clases las dictan Janá Steinbach y Hodaiá Rosenberg. El estudio tiene lugar todos los días del año sin excepción (el 9 de Av se estudia Eijá – Lamentaciones). Si bien el estudio recibe el nombre de «Perek Yomí» («el capítulo diario»), en la práctica las chicas alcanzan a estudiar un capítulo y medio por día. De la ceremonia de finalización participaron padres, abuelos y abuelas.

En paralelo, hay dos grupos de muchachos que estudian un capítulo diario de Tanaj y otros dos que estudian un capítulo diario de Mishná. Resulta que la organización «Bnei Tzión» promueve el estudio diario de Tanaj en otros treinta lugares. El coordinador de esta organización, que participó de la ceremonia de cierre de uno de los cursos, me susurró al oído que en Har Berajá el número de participantes es muy superior al de las demás localidades.

De cara al final de las vacaciones, tendrá lugar la ceremonia de finalización de estudio de Pninei Halajá de unos cien muchachos, en el marco de la filial de Har Berajá del movimiento juvenil Ariel. Más allá de la alegría y la satisfacción, debemos aprender que la dedicación sistemática a incentivar la importancia del estudio de la Torá genera buenos resultados.

 

 

 

 

 

 

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