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Ley fundamental «Estudio de la Torá» y el Rabino Jaim Drukman, de bendita memoria

VAIGASH 2022

Ley fundamental «Estudio de la Torá» y el Rabino Jaim Drukman, de bendita memoria

Hace nueve años se mencionó por primera vez la idea de legislar la ley fundamental[1] «Estudio de la Torá», y a D’s gracias, la actual coalición de gobierno tiene la intención de sancionarla.

Esta ley persigue tres objetivos: establecer a modo declarativo que la Torá constituye un valor primordial del Estado de Israel; proveer a su estudio de una presupuestación preferencial respecto de las demás áreas de actividad académica, y en tercer lugar, eximir a sus estudiantes del deber de enrolarse en el ejército.

El Rabino Jaim Drukman, de bendita memoria, cumplió en vida el precepto de «Amarás a HaShem tu D’s con todo tu corazón» tanto en su sentido simple o literal como de acuerdo con la explicación de nuestros sabios, de bendita memoria, quienes dijeron que ello implica «que el Nombre Divino sea amado por medio de su conducta».

El desarrollo de la ciencia y el enorme poder que este deposita hoy en manos de los seres humanos requieren urgentemente de la guía de los valores. Hay naciones que gozan de una abundancia jamás vista anteriormente, pero sus vidas podrían perder su significado espiritual profundo y transformarse en grises y carentes de esperanza.

Me alegré al escuchar recientemente que la novel coalición de gobierno tiene la intención de fijar por ley el valor del estudio de la Torá, idea que sugerí en esta misma columna de opinión hace ya nueve años. El título del artículo de ‘Revivim’ del 20 de Jeshván del 5774 (24.10.2013 edición número 565) era el siguiente: «Ley fundamental: ‘El estudio de la Torá'». Amigos míos que buscaron en la internet, me dijeron que esa fue la primera vez que la idea se expresó en un artículo publicado e impreso. Creo que es esta una buena oportunidad para repetir los principios que esbocé en aquella nota sumándole algunos agregados dirigidos a precisar y a aclarar.

El valor del estudio de la Torá

En primer lugar, escribí: «Cuando procuramos presentar una visión del Estado de Israel es preciso referirnos en una primera instancia al precepto del estudio de la Torá, ya que la misión particular del pueblo judío se manifiesta en la Torá, y en la medida que ampliemos y profundicemos en esta actividad comprenderemos mejor nuestro rol especial como nación y el de cada uno de nosotros como individuos y como miembros tanto de familias como de comunidades.

Este mandamiento es tan grande, al grado que nuestros sabios dijeron que equivale en importancia a la sumatoria de todos los preceptos. ‘Y estando Rabí Tarfón y los ancianos reunidos en el altillo de la casa de Nitz’a les fue formulada la siguiente pregunta: ¿Qué es más grande, el estudio o la acción? Rabí Tarfón respondió: -La acción es más grande. Rabí Akiva respondió: -El estudio es más grande. Todos respondieron y dijeron: -El estudio es más grande ya que lleva a la acción’ (Tratado de Kidushín 40(B)). La conclusión de nuestros sabios posee dos significados: en primer lugar, que el estudio es importante. En segundo término, que lleva a la acción. De aquí que si el estudio no lleva a la acción no es relevante y de esto aprendemos la importancia de la práctica cuando está originada en la Torá».

Los tres niveles del estudio

«El estudio del pueblo de Israel debe llevarse a cabo en tres niveles: 1) Un tipo de estudio orientado a preparar eruditos de la Torá capaces de analizar y elaborar temas en beneficio del público, y entre ellos también maestros de la Halajá capaces de dar dictámenes, rabinos comunitarios, jueces rabínicos y profesores para las yeshivot de adultos. 2) Otro tipo de estudio debe estar destinado a preparar rabinos que se dediquen a la educación y a la asesoría en cuestiones educativas: docentes, educadores, mediadores, asesores, psicólogos y trabajadores sociales. 3) Un tercer nivel está compuesto por el estudio de todo judío el cual está destinado a aprender los fundamentos de la Torá, su generalidades y sus detalles específicos, de modo tal que cada individuo pueda conducirse en la vida a la luz de sus enseñanzas. Para ello, es necesario destinar mucho tiempo de estudio en los años mozos, y luego, a lo largo de todos los años de la vida adulta establecer tiempos fijos para el estudio de la Torá».

Al final del artículo escribí: «A los efectos de afianzar este valor nacional supremo en nuestra vida pública corresponde que se legisle la ley fundamental ‘Estudio de la Torá’ según la cual ‘el Estado de Israel promoverá y presupuestará el estudio de la Torá en el seno del pueblo de Israel’ detallando los tres marcos deindagación arriba mencionados».

El objetivo de la ley

Esta ley persigue tres metas: la primera, establecer mediante una ley fundamental el estatus supremo del estudio de la Torá y la visión de que esta actividad habrá de incrementar la luz, la bendición, la fe y la moral llevándola a todos los ámbitos de la vida, al pueblo de Israel y a las naciones del mundo. Tal como dijera el profeta: «Acontecerá al final de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de HaShem por sobre todos los montes, y será exaltado sobre las colinas, y correrán a él todas las naciones. Y afluirán muchos pueblos, y dirán: ‘Venid, y subamos al monte de HaShem, a la casa del Dios de Ya’akov; y nos enseñará sus caminos, y andaremos por sus sendas’. Porque de Sion saldrá la Torá, y la palabra de HaShem de Jerusalém. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en arados, y sus lanzas en hoces; no alzará la espada una nación contra otra, ni aprenderán más el arte de la guerra» (Ishaiahu-Isaías 2:2-5).

La segunda meta es establecer por ley fundamental la presupuestación preferencial del estudio de la Torá respecto de todas las demás importantes disciplinas académicas, para que no se pueda argüir que el presupuesto del estudio de la Torá está destinado al apoyo de todas las religiones en general sino que forma parte de la misión que el estado judío hizo como suya y es el de la promoción del valor del estudio de la Torá, a los efectos de difundir la fe y la moral en el seno del pueblo de Israel y en el de todas las familias de la tierra.

La tercera, fijar por ley fundamental la posposición del enrolamiento de los alumnos de yeshivá cuyo estudio tiene lugar en aras de la existencia judía y la concreción de la misión del pueblo de Israel.

El estudio de la Torá destinado a la formación de eruditos (talmidei jajamim)

Tal como dijéramos, el estudio de la Torá debe llevarse a cabo en tres niveles. El primero es aquel destinado a la formación de estudiosos de la Torá que profundicen en ella a los efectos de comprender sus fundamentos y sus significados para poder así revelar su luz al público en general, a las familias y a los individuos. Este estudio procura aclarar sus halajot y su guía, determinar lo permitido y lo prohibido, lo preceptivo y lo opcional, el modo de conducirnos en Shabatot y en días festivos, establecer el orden del proceso legal, los mecanismos de resolución de pleitos individuales y públicos, la instauración de un marco laboral justo, la planificación de largo plazo de una vida espiritual, social y económica adecuada. Estos estudiosos de la Torá habrán también de liderar a las comunidades, enseñar en las yeshivot y fungir como jueces en los tribunales.

A consecuencia de ello, será posible influir el bien y la bendición al mundo entero, ya que gracias al desarrollo de la ciencia y al enorme poder que esta deposita hoy en manos de los seres humanos, estos últimos requieren urgentemente de la guía de los valores. Hay naciones que gozan de una abundancia jamás vista anteriormente, pero sus vidas podrían perder su significado espiritual profundo y transformarse así en grises y carentes de esperanza. Junto a estas, habitan otras que muchos de sus hijos son paupérrimos y padecen de hambre y enfermedades y cuya frustración acumulada podría estallar y poner en peligro al mundo entero.

La función del pueblo de Israel es difundir la luz de la fe, la Torá y la moral al mundo, para de esa manera traer la bendición y la vitalidad a todas las naciones. Para ello, es preciso formar estudiosos de la Torá que se dediquen a su estudio con pleno conocimiento de la cultura y sus valores, para que puedan iluminar y guiar la vida práctica de los individuos y de la sociedad.

El estudio de la Torá destinado a la formación de educadores y terapeutas

El segundo nivel de estudio está vinculado a la formación de eruditos de la Torá que se ocupen de la educación, la enseñanza, la asesoría educativa y terapéutica. De más está ampliar sobre la importancia de la labor educativa, pero resulta claro que a los efectos de que tanto las maestras como los maestros puedan cumplir adecuadamente su misión es preciso que sepan mucha Torá, que tengan de esta un conocimiento tanto amplio como profundo. Asimismo, corresponde que los psicólogos y los trabajadores sociales, además del conocimiento profesional específico adquirido a lo largo de los años, profundicen también en aquellas áreas de la Torá vinculadas a su misión, para poder así traer la luz y la bendición de la Torá a su quehacer.

El estudio de la generalidad de las personas

El tercer nivel de estudio corresponde al precepto del estudio que recae sobre cada judío y debe abarcar todos los pilares de la Torá: la Halajá, la moral y el pensamiento, ya que un estudio de la Torá que surge de la ética y las buenas prácticas, de las rectitud y de una actitud bondadosa (‘ayin tová’ o ‘buen ojo’ para con el prójimo) potencia la identidad nacional y personal de todo judío y revela la luz de su alma. Así, cada hijo de Israel puede mejorar sus cualidades, cultivar sus virtudes y practicar las buenas acciones. Por ello, todos los judíos estamos preceptuados de estudiar Torá (Rambám Hiljot Talmud Torá 1:8).

Más aún, el estudio personal de cada individuo aporta a toda la sociedad. En primer lugar, porque no es posible forjar una buena sociedad sin que todos sus miembros sean socios plenos de su visión u objetivo último. En segundo lugar, dado que no hay dos seres humanos que sea idénticos, cada judío, al estudiar Torá, revela en esta una chispa única y particular. Por cuanto que el estudio se lleva a cabo principalmente de modo grupal, resulta que las ideas personales, sea bajo la forma de pregunta o de respuestas, se incluyen finalmente en el estudio general, profundizan la comprensión y participan de la completa revelación de la Torá.

Muy a nuestro pesar, en los marcos educativos institucionalizados no se alcanza a estudiar todo lo necesario para llevar adelante una vida de Torá. Por ello, es necesario esmerarse en el perfeccionamiento de los programas de estudio y en el desarrollo de marcos de estudio fijo para los adultos.

Los estudiosos de la Torá y los soldados

Dado que uno de los objetivos de esta ley es regularizar la posposición del enrolamiento al ejército de los alumnos de las yeshivot, es preciso recordar el propósito general del estudio del público. La Torá encomendó a los cohanim y a losa leviím para que estudien y enseñen la Torá al pueblo de Israel, pero ello de ninguna manera implicaba una desconexión del público en general. Muy por el contrario, durante la travesía por el desierto, las tiendas de los cohanim y de los leviím se encontraban en el centro de la formación del campamento de las tribus. En la tierra de Israel, además de en el Templo de Jerusalém que se encontraba en el centro del país, los cohanim y los leviím fueron dispersados entre las diferentes tribus para que estuvieran vinculados a todos los hijos de Israel y así enseñarles Torá. Asimismo, la entrega de las ofrendas y los diezmos por parte de los hijos de Israel a los cohanim y a los leviím tenía por cometido reforzar el nexo entre quienes estudiaban la Torá y quienes se dedicaban a la acción práctica, de modo tal que en días de opulencia se alegraran junto a estos y en los tiempos de carestía se afligieran a su lado.

Esto y más, uno de los roles principales de los cohanim y de los leviím era fomentar el servicio militar, ya que además del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) que estaba a cargo de las labores del Santuario, se designaba a otro cuya función era la de alentar a los guerreros de Israel y recibía el nombre de «Cohen ungido para la guerra» (Devarim-Deuteronomio 20:2-4). Junto a él había otros cohanim y leviím que acompañaban a los conscriptos por medio del toque de trompetas y de palabras de arenga, fungiendo como una especie de unidad de lo que hoy sería el Rabinato Militar o un batallón del Cuerpo de Educación (jeil jinuj). Además, los leviím se desempeñaban también como policías militares, ya que hacían de gendarmes que eximían de servicio a quien tenía derecho a la exención y castigaban a los desertores (Mishná Tratado de Sotá 8:6).

El Rav Drukman, de bendita memoria

Esta semana participamos del funeral del Rabino Jaim Drukman, de bendita memoria, quien cumpliera en vida el precepto de «Amarás a HaShem tu D’s con todo tu corazón» tanto en su sentido simple o literal como de acuerdo con la explicación de nuestros sabios, de bendita memoria, quienes dijeron que ello implica «que el Nombre Divino sea amado por medio de su conducta, que lea, repita y asista a los eruditos de la Torá, que su trato personal y su modo de debatir sea apacible y amigable con las demás creaturas, de alguien así las demás personas dicen: ¡Feliz de su padre que le enseñó Torá! ¡Feliz de su maestro que le enseñó Torá! ¡Ay de aquellas personas que no estudiaron Torá! Fulano que sí la estudió fíjense cuán agradable es su conducta y cuán virtuosas son sus acciones, sobre él está escrito: ‘Y me dirá Israel, eres Mi siervo, en ti Me he de vanagloriar'» (Tratado de Yomá 86(A)).

Además de su especial liderazgo y enorme piedad el Rav Drukman, de bendita memoria, fue el discípulo querido de nuestro maestro el Rav Tzví Yehudá Kuk. Al igual que él, solía explicar y reiterar a sus alumnos que era preciso estudiar Torá en nombre de todo el pueblo de Israel y para la totalidad del pueblo de Israel. Que el Templo de Jerusalém se había destruido porque no se bendecía previo al estudio de la Torá, esto es, no se estudiaba con plena fe en que HaShem «nos ha escogido de entre todas las naciones y nos ha entregado Su Torá». A continuación, enseñaba que los verdaderos estudiosos de la Torá deben ser los primeros en entender la dimensión de los preceptos del servicio militar y del poblamiento del país, y por ende dedicarse a su desarrollo científico, social y económico, que los estudiosos de la Torá deben incrementar la paz en el mundo porque esta expresa la idea Divina que unifica a todos los sectores del pueblo de Israel, así como a lo bueno y a lo verdadero que anida en todas las ideas.

La ley fundamental «Estudio de la Torá» está destinada a formar estudiosos como el Rabino Jaim Drukman, de bendita memoria.

 

[1] En el Estado de Israel implica que es de mayor relevancia que una común y hay quienes sostienen que el conjunto de las leyes fundamentales (jukei yesod) conformarán algún día la constitución de este país, si bien ello es objeto de grandes debates.

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