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El estudio de la Torá en su sentido simple y literal

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Muchos de entre los alumnos e incluso de entre los rabinos poseen un amplio conocimiento sobre comentarios y disertaciones que fueran dichos o escritos respecto de la porción semanal de lectura, pero a pesar de ello, no son capaces de mencionar someramente los objetivos simples que les fueran encomendados a nuestros patriarcas en la Torá.

La serie de libros “Bedarká Shel Torá” (lit. ‘Por el Camino de la Torá’), si bien en principio está destinada al público infantil, trae consigo una gran bendición por cuanto que presenta las palabras de la Torá en su sentido simple y literal, poniendo énfasis en sus principales mensajes.

El mensaje que se repite una y otra vez en los relatos de nuestros patriarcas es su misión y la de su simiente de servir de ejemplo y fuente de bendición para todas las familias de la tierra.

Hay libros en los cuales las promesas efectuadas a nuestro patriarca Ya’akov se ahogan en mares de comentarios exegéticos como es el caso del Midrash que narra que Elifaz persiguió a Ya’akov, cómo nuestro patriarca estudió catorce años en una yeshivá, cómo el sol se apuró en ocultarse para que entonces rezara Arvit, o la discusión que tuvo lugar entre las distintas piedras para decidir sobre cuál de ellas el justo (Ya’akov) habría de apoyar su cabeza. Sin embargo, justamente la cuestión que refiere a la gran misión del pueblo de Israel, que está claramente explicitada en los versículos de la Torá, se menciona en estos libros solamente de un modo parcial y breve.

Este año, el Rabino Weitz Shlita, miembro del equipo del Instituto Har Berajá, tuvo el mérito de concluir la escritura de la colección “Bedarká Shel Torá”, la cual comenta los cinco libros de Moshé. La serie está destinada al público infantil, sin embargo, tanto jóvenes como padres y docentes pueden beneficiarse enormemente de esta obra.

El objetivo del Rabino Weitz fue centrarse en el sentido literal de la Torá y explicar sus valores centrales. Si bien son citadas las palabras de los sabios que explican el contenido del texto y completan su contexto, en todo momento queda sumamente claro que se trata de comentarios y agregados de nuestros maestros clásicos, de bendita memoria.

De este modo, se pone énfasis en los valores centrales de la Torá, como es el caso del precepto de habitar en la tierra de Israel que es equivalente en importancia a la sumatoria de todos los demás mandamientos, o el rol del pueblo de Israel como conducto de bendición para todas las familias de la tierra, tema recurrente en todas las revelaciones fundamentales de las que fueron objeto nuestros patriarcas. Este énfasis temático resulta sumamente notorio al comparar este libro a otros publicados para público infantil, ya que en ninguno de estos se menciona que el objetivo último de la nación israelita es traer la bendición a todos los pueblos de la tierra. Esto se debe a que las revelaciones de las que fueron objeto nuestros patriarcas, en las cuales se detalla la misión que encarga HaShem al pueblo judío, no suelen recibir la importancia adecuada. Por ejemplo, en ninguno de los libros se menciona la revelación fundamental de HaShem ante Ytzjak cuando este último pensaba emigrar a Egipto y en la cual se pone de manifiesto la trascendencia de la tierra de Israel, la importancia del pueblo hebreo y la visión de traer la bendición a todas las naciones.

Asimismo, la enorme mayoría de los libros suelen hacer caso omiso de las palabras del ángel a Abraham inmediatamente después de la prueba del amarramiento de Ytzjak, en las cuales figuran por supuesto una bendición a la nación hebrea y su misión de heredar la tierra de Israel y traer bendición a todos los demás pueblos. Hay algún libro en el cual sí se menciona esta aparición del ángel ante Abraham en la cual se le promete que su simiente será numerosa, pero sin mencionar ni la tierra de Israel ni la misión del pueblo judío de ser conducto de bendición para el mundo entero, y en lugar de ello se trae a colación un Midrash en el cual se menciona que cuando sus descendientes toquen el Shofar D’s perdonará sus pecados, sin que los educandos puedan distinguir qué pertenece al texto original de la Torá y qué es un agregado de nuestros sabios. Si bien cada libro posee una virtud particular, ya que algunos de ellos logran conmover más intensamente a los niños y otros ponen mayor énfasis en el carácter atrapante de sus relatos, considero que cuando se omiten los fundamentos centrales de la Torá el libro en sí resulta carente, y a los efectos de poder incluirlos conviene estudiar “Bedarká Shel Torá”.

Para quien no entiende hasta qué punto se trata de una carencia importante y aguda, intenten preguntar a personas que durante años escucharon las disertaciones sobre la porción semanal de lectura e incluso estudiaron en yeshivot qué le dijo HaShem a nuestros patriarcas Abraham, Ytzjak y Ya’akov y verán que muchos no lo saben. Hay círculos en los cuales ni siquiera los rabinos saben qué contestar. Suelen ser sumamente entendidos en diferentes explicaciones y comentarios, pero no han prestado atención a la gran misión que le destinó HaShem a Su pueblo, que es vivir una vida de Torá en la tierra de Israel y traer así bendición a todas las familias de la humanidad. Cuando falta esta introducción básica, la comprensión de todas las halajot y de todos los midrashim resulta también insuficiente.

La primera revelación ante nuestro patriarca Abraham

La primera revelación de HaShem ante nuestro patriarca Abraham tiene una importancia especial. En uno de los libros no es mencionada en absoluto, y en otros se menciona la orden de ir hacia la tierra prometida sin especificar la bendición de la que sería objeto el pueblo de Israel por hacerlo o el beneficio que ello traería a las demás naciones del mundo. De todas maneras, en todos se hace caso omiso de la promesa que recibiera al llegar al país en cuanto a que lo heredaría. Por su parte, así está escrito en “Darká Shel Torá”: “Vete de tu país y de tu familia hacia la tierra que te habré de mostrar. Allí haré de ti una persona importante, bendeciré a tu descendencia para que sea abundante y resulte beneficiada. Quien allí te ayude, Yo lo habré de bendecir a él también, y quien intente atacarte – resultará maldito. Y cuando te bendiga, reposará la bendición también sobre las demás naciones de la tierra… HaShem se le apareció a Abraham en la encina de Moré (Elón Moré) y le dijo: ‘Esta tierra la habré de otorgar a tu simiente’. Cuando Abram escuchó esto construyó un altar y ofrendó allí sacrificios para agradecerle a D’s por el feliz anuncio que le había hecho, que sus hijos son aquellos que tendrán el mérito de residir en la más especial de las tierras”.

El juramento tras el amarramiento de Ytzjak

Hay libros que no mencionaron el amarramiento de Ytzjak (Akedat Ytzjak) y hay otros que lo mencionan poniendo énfasis en el Midrash según el cual el Satán puso obstáculos ante Abraham e Ytzjak en su camino al Monte Moriá sin mencionar la bendición que HaShem juró otorgar al pueblo de Israel tras este evento. Quien sí menciona la bendición al pueblo hebreo no habla ni del juramento sobre la tierra de Israel ni de la misión que HaShem les adjudica a los israelitas como conducto de bendición para las demás naciones. Por su parte, “Darká Shel Torá” trae el juramento en su completitud: “Luego, el ángel de HaShem volvió a llamar a Abraham y le dijo en nombre de D’s: ‘Dado que lograste superar la difícil prueba y no te negaste a ofrendarme a tu hijo Ytzjak en sacrificio juro por Mi Gran Nombre que bendeciré a tus hijos y los multiplicaré como las estrellas del firmamento y como la arena que está a la orilla del mar. Además, les ayudaré a vencer a sus enemigos en las guerras y a heredar la tierra que les otorgué, y por su intermedio todos los pueblos resultarán benditos”. Al escribir al final del pasaje que todas las naciones se verán beneficiadas por el mérito de los hijos de Israel los estudiantes podrán comprender cabalmente tanto el significado del amarramiento de Ytzjak como el de los preceptos que recibió la nación judía, cuyo objetivo último es traer la bendición al mundo.

El relato del envío del siervo de Abraham en busca de una mujer para Ytzjak

El relato del juramento que le hizo pronunciar Abraham a su siervo no se menciona en la mayoría de los libros infantiles. No obstante, sí aparece en uno de ellos, pero allí se puntualiza únicamente que Abraham le pidió que no trajera para su hijo una de las hijas de Canaán y que en caso de no encontrar una muchacha dispuesta a venir quedaría libre de su juramento, sin señalar que la Torá pone énfasis en que es mejor que Ytzjak despose a una de las jóvenes cananeas con tal de que no deje el país rumbo a Jarán. Allí tampoco se recuerdan las palabras de HaShem a Abraham en el marco de Su juramento, según las cuales le entregaría la tierra de Israel a sus hijos y enviaría un ángel que habría de ayudar al emisario a encontrar una buena muchacha para Ytzjak. En “Darká Shel Torá” está cuestión es presentada en detalle: “Preguntó el siervo: ‘Y si la mujer que encontrare en Jarán no quisiese dejar a su familia ni vivir en una tierra para ella desconocida, ¿acaso debo devolver a Ytzjak a esa localidad, a la tierra de la cual tú saliste?’ ‘¡D’s no lo permita!’ respondió Abraham aterrorizado. ‘Ten cuidado de no devolver a mi hijo a esa tierra. Yo espero y le rezo a HaShem, D’s de Israel, el que me sacó de Jarán que me prometió y me juró que les otorgaría a mis hijos la tierra buena, que envíe un ángel para que te ayude a encontrar una buena muchacha que quiera venir contigo al país. Sin embargo, si HaShem no habrá de querer que mi hijo despose una mujer de esa comarca y ella no aceptare dejar su país, estarás autorizado a buscarle una muchacha de entre las hijas de Canaán, lo principal es que no saques a mi hijo de esta tierra”.

La orden de HaShem a Ytzjak de que permanezca en la tierra prometida

En los demás libros no se menciona en absoluto la hambruna que azotó la tierra de Israel en los días de nuestro patriarca Ytzjak, por efecto de la cual este tuvo la intención de descender a Egipto, motivo por el que HaShem le ordenó que se quedara en el país. Esta orden, fue además acompañada por la promesa de la bendición del pueblo y la tierra y el recordatorio de la misión de traer la bendición a todas las naciones. Por su parte, en “Darká Shel Torá” el relato es traído en su completitud: “Cuando llegó Ytzjak a la tierra de los filisteos que está camino a Egipto, HaShem se le apareció y le dijo: ‘No desciendas a la tierra de Egipto, continúa viviendo en la tierra buena. Quédate en las tierras de los filisteos que se encuentran en la extremidad de la tierra de Canaán, pues esta te pertenece a ti y a tu simiente, tal como se lo jurara a Abraham. No temas de la pesada hambruna, pues cuidaré de ti y enviaré Mi bendición para que la tierra te prodigue con una buena cosecha y no sientas la carestía’. HaShem continuó hablando y le dijo: ‘Bendeciré a tu descendencia para que se vuelva numerosa como las estrellas del firmamento, para que colme toda la tierra buena y también para que todos los pueblos del mundo sean bendecidos con la bendición que le dé a tu simiente’”.

El sueño de Ya’akov en Beit El

En varios de los libros para niños no se menciona la bendición de HaShem a Ya’akov en Beit El, en la cual le promete que su simiente se multiplicará y heredará la tierra de Israel. En aquellos en los que sí se menciona esta promesa, no se recuerda la gran misión del pueblo de Israel de traer la bendición a todas las naciones de la tierra. Hay libros en los cuales las promesas efectuadas a nuestro patriarca Ya’akov se ahogan en mares de comentarios exegéticos como en el caso del Midrash que narra cómo Elifaz persiguió a Ya’akov, cómo nuestro patriarca estudió catorce años en una yeshivá, cómo el sol se apuró en ocultarse para que entonces rezara Arvit, o la discusión entre las distintas piedras para decidir sobre cuál de ellas el justo (Ya’akov) habría de apoyar su cabeza. Sin embargo, justamente la cuestión que refiere a la gran misión del pueblo de Israel que está claramente explicitada en los versículos de la Torá, se menciona en estos libros solamente de un modo parcial y breve.

En “Darká Shel Torá” se mencionan la promesa y la misión en su totalidad: “He aquí que Ya’akov escucha en sueños a HaShem que se para allí y dice: ‘Yo soy HaShem, el D’s de tus padres Abraham e Ytzjak. No temas por haber tomado las bendiciones de Esav mediante engaño pues a ti te corresponden, y a tu descendencia le daré la tierra sobre la cual tú estás ahora acostado, la tierra escogida. Bendeciré también a tus descendientes para que se multipliquen en gran manera y sean numerosos como los granos del polvo de la tierra, para que así se expandan a lo largo y ancho del país y por su intermedio sean bendecidas todas las familias del mundo’”.

La laboriosidad de Ya’akov

En los demás libros no se hace mención del hecho de que Ya’akov era un trabajador laborioso y fiel. A propósito, una vez vinieron a visitarme docentes de un Talmud Torá, y una de sus preguntas era cómo enseñar a los niños que nuestro patriarca Ya’akov trabajaba con esmero puesto que ello implicaba descuidar el estudio de la Torá (bitul Torá), y, ¿acaso no hubiese sido mejor que pasase toda su vida en una Casa de Estudio? A esto les respondí que muy por el contrario, a los efectos de corregir este error de apreciación era preciso enseñar lo laborioso que era nuestro patriarca Ya’akov y mencionar las palabras de nuestros sabios que rezan: “Es mejor la labor que el mérito de los patriarcas, ya que el último ha salvado patrimonio y la primera ha salvado vidas” (Bereshit Rabá 74:12).

En los demás libros este fundamento brilla por su ausencia, pero en “Darká Shel Torá” por supuesto que se menciona: “Ya’akov continuó rezongando a Laván por haber sospechado que le había robado: ‘Hace veinte años que trabajo fielmente para ti y jamás ocurrió que las ovejas o las cabras hayan abortado el fruto de su vientre por no haberlas tratado yo diligentemente. Además, jamás comí uno de los corderos, tal como suelen hacer los demás pastores. Si un animal salvaje abatía una presa del rebaño o si un ladrón lograba robar una oveja o una cabra, siempre pagué por ello. Trabajé para ti en el pico máximo de calor durante el día y en el peor frio de la noche, y siempre me quedé hasta tarde ocupándome de tu rebaño. Todo esto lo hice para ti con fidelidad’”.

Estos son algunos ejemplos de los relatos y de los principios fundamentales que faltan en los libros infantiles o que son tocados de un modo tal que el corazón del tema brilla por su ausencia. En la colección de libros “Darká Shel Torá” se hace hincapié en estos mensajes que son el núcleo central de la Torá y de sus valores.

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