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Palabras recordatorias en honor del Rabino Eliezer Waldman

  • El anhelo del Rabino Waldman de que se materialicen en sus días las visiones de los profetas era absolutamente palpable, y lo llevó a impulsar el gran proyecto del asentamiento judío en Yehudá y Shomrón.
  • Su deseo de unir a los diferentes segmentos y corrientes del pueblo de Israel se manifestó en todos sus emprendimientos, desde la fundación del movimiento ‘HaTjiá’ y hasta su participación en diferentes foros de diálogo a lo largo de los últimos años.
  • La yeshivá que fundó y dirigió durante casi cincuenta años formó entre sus filas a numerosos e importantes estudiosos de la Torá así como también a personas de acción constructoras del país.

Su gran amor por la tierra de Israel estuvo siempre entrelazado con un profundo amor hacia el pueblo judío y hacia el prójimo. Si bien siempre se opuso a cualquier retirada israelí, jamás fue una persona buscadora de pleitos, sino que discernía sus conceptos con verdad y fe amén de un gran amor por el prójimo. Así actuó siempre en todos sus quehaceres, amaba la verdad y la paz y solía hablar con una profunda identificación mezclada con serenidad y un semblante resplandeciente.

El Rabino Eliezer Waldman, de bendita memoria, nació en Petaj Tikva el 30 del mes de Shvat del 5697. Sus padres intentaron establecerse en el país, pero tras ocho años de trabajo en los naranjales y en la construcción, cuando su pequeño hijo contaba tan solo con tres años, emigraron a los Estados Unidos. Durante su adolescencia estudió en la yeshivá jaredit de educación secundaria ‘Rabenu Jaim Berlin’ de Nueva York. El jefe de esta yeshivá era el Rabino Ytzjak Hutner, de bendita memoria, autor del libro ‘Pajad Ytzjak’. Posteriormente, comenzó a estudiar en la ‘Yeshiva University’. Como miembro del movimiento Bney Akiva, a la edad de veinte años, en la mitad de sus estudios, en el año 5716 viajó a Israel para participar del programa de Hajshará (preparación sionista), una mitad del cual lo pasó estudiando en la Yeshivat Hesder de Kerem BeYavne y la otra, trabajando en el kibutz Yavne. Al finalizar este año concretó el ideal de su movimiento juvenil y decidió radicarse en Israel, comenzó sus estudios en la Yeshivá de Merkaz HaRav y se transformó en discípulo de nuestro maestro el Rav Tzví Yehuda HaCohen Kuk, de bendita memoria. Paralelamente con sus estudios talmúdicos y halájicos regulares, los escritos del Rav Kuk (padre) se tornaron en la luminaria de su vida y su alma, y a lo largo de todos sus días aplacó con estos su sed espiritual y por su intermedio se elevó y dirigió su gran amor a la Torá, a la nación judía y a la tierra de Israel.

Estando aun en la Bney Akiva de Nueva York sus amigos le compraron el libro ‘Orot’ como regalo de cumpleaños, el cual habría de rasgarse y ser reencuadernado repetidas veces acompañándolo hasta el último de sus días. Si no me equivoco, me leyó de este unas líneas cuando lo visité en el hospital durante su enfermedad.

Junto al Rabino Jaim Drukman Shlita

En la Bney Akiva de Nueva York se encontró con un enviado especial proveniente de Israel, un madrij que se convertiría en su mejor amigo, el Rabino Jaim Drukman Shlita. A lo largo de décadas, y hasta los últimos meses, cada domingo los dos se reunían a estudiar en la casa del Rabino Waldman en Kiriat Arba. El domingo 16 de Tevet del 5782 el Rabino Drukman viajó nuevamente a Kiriat Arba, pero esta vez para pronunciar un discurso fúnebre en honor de su entrañable amigo y acompañarlo en su último andar por este mundo, en el antiguo cementerio judío de Jevrón.

Anhelo permanente por el arribo de la salvación

En la Yeshivá de Merkaz HaRav la expectativa por el arribo de la salvación era palpable. Dijeron nuestros sabios (Tratado de Shabat 31(A)) que cuando una persona fallece y se presenta ante el Tribunal Celestial se le formulan seis preguntas: 1) ¿Trabajaste (negociaste) honestamente? 2) ¿Fijaste tiempos para el estudio de la Torá? 3) ¿Te ocupaste de procrear? 4) ¿Anhelaste expectantemente el arribo de la salvación? 5) ¿Profundizaste en tu estudio de la sabiduría (en la comprensión de la Torá)? 6) Aplicaste el instrumento de la deducción para derivar una comprensión de la otra?

El significado del concepto ‘anhelo expectante’ fue explicado por Rabenu Nisim como la esperanza de que las palabras de los profetas se cumplan en los días de tu vida. En la Casa de Estudio del Rav Kuk se educaba en esta idea. Todos recuerdan cómo el Rav Tzví Yehuda profirió una exclamación proveniente de lo más profundo de su corazón en el Día de la Independencia, tres semanas previo a la Guerra de los Seis Días, en la que expresó su anhelo por volver a las ciudades de Jevrón, Shjem y Yerijó, preguntándose si acaso las habíamos olvidado. Hete aquí que aconteció un milagro, durante esta contienda militar el Ejército de Defensa de Israel liberó Yehudá, Shomrón y el Monte del Templo. Los soldados alumnos de Yeshivat Merkaz HaRav fueron enviados por el Rabino Goren, de bendita memoria, para traer al Rav HaNazir (‘el nazareo’) y al Rav Tzví Yehuda a los efectos de que oren junto a él y a los demás soldados que acababan de liberar el área del Templo.

El Rabino Waldman contaba que el Rav HaNazir dijo haber visto junto al Muro Occidental a la figura del Rav Kuk padre. Sus alumnos se sorprendieron y le preguntaron: «¿Al Rav Kuk padre? (ya que este había fallecido treinta años atrás), a lo que este les respondió: ¡Por supuesto! ¿Cómo el Rav no habría de estar allí?» Y agregó: «¡Vestía indumentaria sabática!»

El asentamiento y el establecimiento de la yeshivá en Kiriat Arba

Este anhelo expectante por el arribo de la redención que habrá de florecer y concretarse en nuestros días embargó el espíritu del Rabino Waldman y lo impulsó a dedicarse al asentamiento de judíos en Yehudá y Shomrón. Eligió radicarse en Jevrón, ciudad de los patriarcas, el sitio en el cual Abraham comenzó a poblar el país y aquel que vio surgir el reino de la dinastía de David. En esta localidad, cuarenta años antes, en los desmanes del año 1929, los árabes asesinaron a judíos justos y a estudiantes de yeshivá destruyendo así esa antigua comunidad judía.

Poco antes de Pesaj del 5728 llegó al Hotel Park de Jevrón un grupo de judíos, alumnos del Rav Tzví Yhuda Kuk encabezados por los rabinos Moshé Levinguer y Eliezer Waldman. De esa noche de Seder que conmemora la Festividad de la Libertad surgió el asentamiento en Kiriat Arba y el resto de Yehudá y Shomrón.

Mucho después, al ser consultado el Rabino Waldman por esa noche de Seder de Pesaj respondió con lágrimas de emoción: «Es difícil describir con palabras lo que ocurrió allí… fue un gran privilegio el haber podido ser socios del Santo Bendito Él en el proceso de la redención».

El establecimiento de la yeshivá en Kiriat Arba

En el 5732, a la edad de treinta y cinco años, estableció la Yeshivat Hesder Kiriat Arba que en su espíritu era continuadora de la línea de Merkaz HaRav. Cuando los alumnos de esta última yeshivá, que carece de programa de enrolamiento ya que es para adultos, procuraron enrolarse, el Rav Tzví Yehuda los derivó a la de Kiriat Arba que estaba embebida de la Torá de la tierra de Israel y del espíritu del Rav Kuk padre, de bendita memoria.

A instancias de la influencia educativa del Rav Waldman sobre los alumnos de la yeshivá surgieron de entre sus filas pioneros y educadores, rabinos y personas de acción cuyo común denominador era el amor a las creaturas y su abnegada entrega a la Torá, a la nación judía y a la tierra de Israel. Por efecto de su mensaje inspirador, surgieron poblados e instituciones educativas, así como también se conformaron numerosas familias espléndidas que pueblan el suelo patrio, santifican el Nombre Divino en su accionar y en su aspiración a revelar la Torá de la tierra de Israel, que insufla espíritu viviente en el estudio y en la aplicación práctica, en la vida del individuo y en los ámbitos sociales.

En su púlpito de la yeshivá de Kiriat Arba se encontraba permanentemente una esquela con palabras del Rav Kuk: «El fundamento de la felicidad es el amor a la verdad en el intelecto, el amor a la rectitud en la vida, el amor a la belleza en el sentimiento y el amor al bien en la acción» (Orot HaKodesh I pág. 91). Yo mismo, impulsé a dos de mis hijos a estudiar en la yeshivá del Rav Waldman.

La Torá de la tierra de Israel

Una vez me contó que en las clases del Rav Hutner en Nueva York los alumnos solían sentarse con un gran temor reverencial, y si alguno de estos no lo hacía en una posición respetuosa, o si bostezaba sin cubrir su boca, el rabino podía detener la clase y rezongarlo, y luego, al finalizar el estudio debía presentarse ante el Rav Hutner y disculparse. Cuando llegó a Israel y se incorporó a las clases del Rav Tzví Yehuda, se sorprendió al ver cómo los alumnos estaban sentados cómodamente a su alrededor, uno recostado hacia su derecha y otro hacia su izquierda.

Pensé que el Rav Waldman contaba esto a modo de crítica, ya que ante un erudito corresponde sentarse respetuosamente. Sin embargo, él me corrigió y me dijo que su intención era la contraria, se maravillaba de la cercanía afectiva existente entre el rabino y sus discípulos y que así correspondía estudiar la Torá de la tierra de Israel, con libertad y comodidad. En su vejez, el Rav Hutner vino a vivir a Israel y el Rav Waldman lo trajo a su yeshivá, la yeshivá ‘Nir’ de Kiriat Arba, para impartir allí una clase.

Su amor por la tierra de Israel estuvo siempre entrelazado con amor hacia el pueblo judío y el prójimo. Si bien se opuso siempre a toda retirada israelí, jamás fue una persona buscadora de pleitos, sino que discernía sus conceptos con verdad y fe amén de un gran amor por el prójimo. Así actuó siempre en todos sus quehaceres, amaba la verdad y la paz y solía hablar con una profunda identificación mezclada con serenidad y un semblante resplandeciente.

Actividad pública en el marco del movimiento ‘HaTjiá’

A raíz de que estaba vinculado a la generalidad del pueblo judío y dedicado de cuerpo y alma a la construcción de la nación y del país, participó junto a judíos no observantes en actividades que procuraban promover la tradición, el bienestar del pueblo judío y de la tierra de Israel. En concomitancia con este espíritu fue miembro del movimiento ‘HaTjiá’ y ocupó una banca de diputado en la Kneset como su representante durante unos seis años (1984-1990). Hubo quienes lo criticaron por no haber hecho política en el marco del partido sionista religioso, pero dado que el movimiento HaTjiá era un promotor más fiel del asentamiento de judíos en los territorios, consideró oportuno apoyarlo. Además, veía un gran valor en la coparticipación de observantes y no observantes en aras de la concreción de metas nacionales comunes. Aun así, siempre mantuvo una buena relación con sus amigos que apoyaban al partido sionista religioso y sobre todo con el Rav Drukman, ya que existen diversos caminos para traer el bien al mundo.

A propósito, el principio fundamental del movimiento HaTjiá es que todos los judíos observan preceptos y ninguno logra individualmente cumplirlos todos, por lo que religiosos y seculares pueden cooperar en el reforzamiento de la identidad judía y los objetivos generales del pueblo de Israel. Este principio resultaba ser tan caro como sagrado para el Rabino Waldman ya que ponía de relieve el fundamento general que une a todas las particularidades divisorias, y según el Rav Kuk este es el principio general de la santidad y de la torá y solamente de este podrá surgir el gran retorno de la generalidad del pueblo de Israel.

El profundo vínculo del Rabino Waldman a la sociedad general tiene también su expresión en el hecho de que su familia pidió a la señora Sharon Leshem Zinguer, miembro del kibutz Urim y moderadora de grupos de diálogo en el foro ‘Siaj Shalom’ que pronunciase un discurso fúnebre desde el sitio de las mujeres en la ‘Yeshivá Nir’. Este hecho poco común nos enseña sobre los principios de unidad judía y respeto al prójimo que inculcó en sus hijos y alumnos.

Su amor a cada judío

Durante el último año, cuando diferentes personalidades comenzaron a criticarme duramente por mi postura favorable a un buen relacionamiento con todos nuestros hermanos, incluidos los conservadores y los reformistas, el Rabino Waldman me llamó y me expresó su apoyo. Me dijo que leyó mis escritos y los de mis detractores y quedó profundamente escandalizado. Me obsequió palabras de refuerzo en mi labor de redacción de los libros de la serie ‘Pninei Halajá’ que en su opinión conllevan una gran santificación del Nombre Divino.

Me contó que en las últimas dos semanas lo llamó un judío de Petaj Tikva pidiéndole que firmara una declaración de rabinos en mi contra. Lo rezongó por provocar pleitos y por humillar a estudiosos de la Torá y le expresó su dolor por el estilo inconducente de azuzar a unos contra otros que comenzó a permear en la Casa de Estudio del Rav Kuk.

Dado que quise recordar sus palabras, las anoté conforme me las dijo y con la ayuda de D´s en el próximo artículo semanal las compartiré con los lectores.

Los últimos días

Hasta sus últimos días continuó estudiando la Torá de sus maestros y rezando por la redención. Sin embargo, a raíz de una fractura en la articulación de la rodilla su cuerpo se fue debilitando. Cuando lo visité en el hospital hace cuestión de dos meses compartió conmigo palabras de Torá y fe y se interesó por mis hijos que habían estudiado en su yeshivá. Le trajeron un vaso de té, su mano tembló y un poco de la infusión se volcó sobre el talit katán que vestía por sobre la indumentaria hospitalaria. Miró el talit que se había manchado levemente y una sombra de pesar se adivinó en su semblante. Acercó el vaso a su cuerpo, lo sostuvo con sus dos manos y completó la idea que había comenzado a desarrollar. Bendijo ‘Shehakol’ por el té con apego y emoción y sus ojos se colmaron de lágrimas de dolor por la debilidad de su cuerpo y de agradecimiento por la bondad de HaShem. Así fue como nos despedimos, con palabras de Torá referentes a la generalidad del pueblo de Israel y al florecimiento de la redención.

En el antiguo cementerio judío de Jevrón, entre las tumbas de las sagradas víctimas de los desmanes del 29, cerca de la Cueva de Majpelá y a una distancia que permite contemplarla, fue enterrado el Rabino Waldman, de bendita memoria. Junto a las almas de los justos, la suya continuará orando por el resurgimiento del pueblo judío y la resurrección de los muertos.

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