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La alegría de Purim en tiempos de Corona

El rabino Eliezer Melamed

El cumplimiento de los preceptos de Purim bajo las restricciones del distanciamiento social nos acostumbra a regresar a la interioridad de la alegría y al valor de la familia.

El cumplimiento del precepto del banquete festivo en el reducido seno de la familia es una oportunidad para los padres de educar y ser ejemplo para sus hijos de cómo alcanzar una alegría especial sin incurrir en desbordes.

No es obligatorio beber en exceso en Purim y cada persona debe revisar qué cantidad de alcohol le generará alegría y vitalidad.

En la medida en que logremos celebrar los días de Purim en el marco familiar con mayor alegría, lograremos revelar la alegría propia que tiene su origen en el alma, por medio de una conexión profunda entre el hombre y su Creador y así tendremos el mérito de cumplir toda la Torá y los preceptos con profundidad y rectitud a lo largo del año, de modo tal que la bendición se expanda a todos los ámbitos de la vida.

Pensábamos que hasta que llegue Purim, gracias a las vacunas, habríamos de superar la epidemia y podríamos alegrarnos en la fiesta sin mayores limitaciones. Sin embargo, comenzaron a llegar las mutaciones que resultaron ser aun más contagiosas, por lo que nos vemos en la necesidad de llevar a cabo la alegría festiva siguiendo estrictas restricciones, de un modo muy diferente del que estábamos acostumbrados a lo largo de los años. No obstante, es nuestro deber extraer lo mejor de estas restricciones, en el espíritu de la instrucción de nuestros sabios: «Una persona debe bendecir a D’s tanto por las cosas malas como lo hace por las buenas» (Berajot 54(A)), debido a que toda dificultad que le sobreviene al ser humano es una oportunidad para reparar y mejorar, tal como dijera Rabí Akiva: «Todo lo que hace HaShem es para bien» (ídem 60(B)).

El regreso al mundo interior en una era global

Uno de los aprendizajes importantes de la epidemia del Corona es devolver al mundo interior a un sitial central. En las últimas generaciones el mundo entero pasó por un proceso de globalización. Sociedades y pueblos distantes se tornaron cercanos, la cooperación entre los científicos, industriales y comerciantes de todos los países llevó a un desarrollo fenomenal y un abaratamiento de costos, al punto de que en la actualidad la enorme mayoría de las personas vive en un nivel de vida que en el pasado estaba restringido únicamente para los ricos. La expectativa de vida subió y las personas en todos los países tienen acceso a muchísima información.

Sin embargo, en el caso de la pandemia, la globalización se tornó una desventaja. En cuestión de pocas semanas, por medio de aviones y barcos, el virus del Corona se expandió por todo el mundo, afectando especialmente a los países que lideran el proceso de la globalización – los Estados Unidos y Europa. De momento, nadie puede asegurarnos que en el futuro no irrumpan virus aún más peligrosos y mortales.

El proceso de la globalización puso énfasis en los vínculos externos entre los diferentes países, sociedades y personas, llevando así a un abandono del mundo interior. La globalización produjo un bienestar tal, que a las personas les pareció que el éxito dependía únicamente de la expansión de los contactos con más actores externos, razón por la cual se invirtieron menos esfuerzos en el desarrollo del mundo interior y particular de cada ser humano, cada sociedad y cada nación.

La globalización en el ámbito de lo sagrado

Se puede decir que el proceso global, que pone su énfasis en los vínculos exteriores, influye también en el ámbito de lo sagrado. Esto se manifiesta en que se pone mayor acento en la conducta religiosa que en el apego por medio de la fe, un mayor énfasis en la preservación de las costumbres particulares de cada comunidad que en el cumplimiento de los preceptos en sí, una mayor dedicación al estudio formal y exterior a cuentas de una comprensión más profunda.

Ábrenos un portón en momentos en que se cierra un portón

Con la ayuda de D´s y el esfuerzo de los científicos, los médicos y los funcionarios del sistema de salud esperemos que pronto podamos salir de las restricciones del Corona, sin embargo, en la fiesta de Purim que se acerca aún tenemos la oportunidad de interiorizar los aprendizajes recibidos de las limitaciones sanitarias. En Purim, los judíos aceptaron de nuevo la Torá voluntariamente, y esta es una gran oportunidad de prestar atención al alma, al interior, a la educación, a la familia, y volver a recibir la Torá de un modo más profundo. Se suele decir que Purim se asemeja a Yom HaKipurim por tratarse de un día proclive a la teshuvá o retorno, con la particularidad de que la teshuvá en Purim se lleva a cabo por medio de la alegría, por lo que posee un grado especialmente elevado.

En la medida en que podamos celebrar Purim en el seno de la familia con mayor alegría, podremos revelar mejor la alegría interior que tiene su origen en el alma y en el vínculo profundo entre el hombre y su Creador, y en virtud de ello cumplir la Torá y los preceptos con profundidad y rectitud durante todo el año, y así la bendición se expanda a todos los ámbitos de la vida.

La educación de los niños

Nos parece que uno de los importantes aprendizajes que debemos extraer de este tiempo de Corona es que la responsabilidad principal por la educación de los niños recae sobre los padres. En la medida en que el sistema educativo pasó por procesos globales tuvo mayor éxito a la hora de reclutar más fuerzas sociales para organizar un marco capaz de transmitir a los alumnos más información y reglas de conducta. No obstante, paralelamente se generó una carencia en el área de la educación para la fe y para una vida plena de contenido. Si bien es cierto que durante los años juveniles en los marcos de la yeshivá y la úlpena es posible generar una atmósfera de entusiasmo e identificación, esta posee un aspecto exterior que puede debilitarse a lo largo de la vida adulta. En caso de no debilitarse, a veces, cabe temer que se trate de un fuego extraño de fanatismo que compensa o llena un vacío.

Por el contrario, los fundamentos profundos de la fe y los valores que los padres transmiten a sus hijos no se esfuman, sino que con el paso de los años se enraízan más y se tornan aún más significativos. Así vemos cómo ancianos y ancianas, con el pasar de los años encuentran más y más significados a aquello que les enseñaron sus padres. Esto se debe a que no hay nada como la educación que los padres otorgan a sus hijos, la cual los conecta con la Torá, los valores y el ejemplo personal a la vez que los provee de atención, alimento, ropa y todo lo necesario para una buena vida.

De igual manera, alumnos que tuvieron maestros que los atendieron de modo personal y les abrieron una ventana a su mundo interior, tienen un desarrollo personal que crece y aumenta a lo largo de los años, al punto de que hay algunos grandes maestros a quienes sus alumnos comprenden cabalmente solamente después de pasados cuarenta años (Avodá Zará 5:2).

La educación en el hogar

Después que durante años los padres se costumbraron a descansarse en el sistema educativo, es necesario aprender nuevamente cómo educar a los niños, cómo estimularlos a estudiar, desarrollar con ellos conversaciones sobre temas trascendentes, inducirlos a que ayuden en las labores hogareñas y alegrarse junto a ellos en las comidas familiares sabáticas y festivas sin apoyarse en las fiestas organizadas por las instituciones educativas o comunitarias.

En la medida en que los padres puedan alegrarse más y más junto a sus hijos en Purim a pesar de las limitaciones, podrán grabar e inculcar en ellos más recuerdos y más valores importantes y les enseñarán cómo enfrentarse a tiempos difíciles, cómo alegrarse sanamente en una comida festiva y preceptiva sin perder el control, cómo extraer de la bebida el secreto del bien, poner de manifiesto las virtudes y abundar en palabras amistosas unos para con otros. Así, a partir de este estado de cosas, nos ocuparemos de las halajot de la alegría de Purim.

Banquete y alegría

El precepto de beber y alegrarse en Purim es mayor que en los demás días festivos, ya que respecto a estos está escrito: «Y te alegrarás en tu fiesta» (Devarim-Deuteronomio 16:14), y como en la práctica la mayoría de las personas se alegran al beber vino resulta preceptivo beberlo, pero no es preceptivo beber en abundancia (Shulján Aruj Oraj Jaím 529:1-3). En cambio, respecto de Purim el precepto es que el día sea uno de banquete, esto es, que la principal actividad del día sea beber y alegrarse, tal como está escrito: «días de banquete y alegría» (Ester 9:22). Por ello, nuestros sabios dijeron que «la persona debe embriagarse en Purim hasta que no diferencie entre el maldito Hamán y el bendito Mordejai» (Meguilá7(B)).

Las mujeres también están preceptuadas de cumplir todas las mitzvot de Purim incluido el beber vino que alegre, mas deben cuidarse más de no emborracharse y no perder control pues la embriaguez es más problemática en mujeres que en hombres por poder llevar a transgredir el precepto del recato que tanto las realza.

El precepto del banquete se cumple de día

Es preceptivo llevar a cabo un banquete en Purim, ya que así es como se debe beber alegremente: con una comida importante en la cual abunde la bebida. De no mediar la comida, la bebida alegra menos y puede causar efectos secundarios, tales como dolores de cabeza y resaca. Es preceptivo realizar la comida festiva de día y quien lo haga por la noche no cumple con su deber, tal como está escrito: «días de banquete y alegría» (Ester 9:22, Meguilá 7(B)).

Es preceptivo comer en el banquete de Purim más que en las comidas de Yom Tov. Este es el orden de importancias de las comidas: Las comidas de Shabat, por encima de estas las de Yom Tov, por encima de estas la de Purim y por encima de todas se encuentra la comida nupcial.

Dado que para el banquete de Purim es preceptivo preparar alimentos que produzcan una especial alegría, además del vino y demás bebidas, debe prepararse carne roja, puesto que para el común de las personas esto es motivo de regocijo (Pesajim 109(A)). En el caso de quien le resulte pesado ingerir carne roja que procure comer pollo, ya que también alegra. En el caso de quien el pollo tampoco le agrada, que prepare para el banquete los platillos que más lo alegran y que se deleite con ellos junto con el vino.

Comida con pan

Según la opinión mayoritaria es preceptivo comer con pan, tal como en Yom Tov es preceptivo alegrarse debiéndose realizar las comidas festivas con pan (HaMeiri, Ravía, Rashal y Mor Uktziá). Sin embargo, hay quienes dicen que no es obligatorio comer pan en el banquete de Purim ya que el deber de ingerirlo en Yom Tov no se deriva del deber de alegrarse sino del respeto por la festividad, ya que la Torá la llama «sagrada convocación» (Terumat HaDeshen y Maguén Abraham 695:9). Sin embargo, dado que según la opinión mayoritaria es preceptivo comer pan en el banquete de Purim, es correcto proceder así (Pninei Halajá Zmanim 16:9).

¿Cuánto debe beberse en Purim?

Dijeron nuestros sabios: «La persona debe embriagarse en Purim hasta que no diferencie entre el maldito Hamán y el bendito Mordejai» (Meguilá7(B)). Sin embargo, existen dos maneras principales de implementar este precepto.

Hay quienes opinan que el precepto sencillamente implica alcanzar el estado de embriaguez en el cual se liberan los frenos que nos suelen acompañar, al grado de que sea posible llegar a comportarse de un modo que los demás días del año pueda considerarse no honorable. De todas maneras, no estamos hablando de realizar acciones desagradables o de agredir a los amigos (Rif y Rambám).

Otras autoridades halájicas consideran que es preceptivo beber más de lo habitual hasta sentir algo de mareos y estar más liberados y alegres, tal que nos cueste concentrarnos, pero sin llegar al grado de borrachera que pueda llevarnos a comportarnos de un modo no respetable (Rabenu Efraim, Tosafot y Ran).

El meollo de la discusión sobre cómo beber

Consideramos que el quid de esta discusión radica en que la reacción de las personas ante la bebida difiere de una a otra. Hay quienes la abundante bebida los alegra y los transforma en más plácidos y bonachones, mientras que a otros los deprime o los lleva a conductas desaforadas y a vomitar. Otras personas, a veces se alegran bebiendo poco y otras bebiendo mucho. Dado que lo principal del precepto es beber y alegrarse, cada persona debe analizarse y escoger la conducta que lo lleve a alegrarse más.

Inspirarse en Purim para todo el año

Quiera HaShem que podamos inspirarnos en este cumplimiento limitado de los preceptos de Purim para los días en los cuales las restricciones sean retiradas. Que por medio del reconocimiento del valor del envío de porciones, durante todo el año enviemos a nuestros amigos y conocidos que hayan pasado por una semana difícil o celebren cumpleaños manjares hechos en nuestra cocina. Que por efecto de la alegría de la comida festiva que este año no podremos realizar todos juntos como solemos hacerlo, comprendamos el valor de la amistad y la alegría, tal que cuando las limitaciones a los desplazamientos y el distanciamiento social se terminen, nos esmeremos más por participar de las alegrías de nuestros parientes y amigos, en casamientos, britot y demás encuentros familiares y de camaradería.

 

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