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El sitio adecuado que debe ocupar el vino y una lección de la salida de Egipto

PESAJ 2023

El sitio adecuado que debe ocupar el vino y una lección de la salida de Egipto

En sí mismo, el vino puede ser un factor negativo, pero cuando participa a modo de suplemento adicional al esfuerzo cotidiano de la vida rutinaria, el cual es simbolizado por el pan y la matzá, puede resultar positivo.

Tanto en la noche del Seder como en Shabat y en las festividades tenemos el recaudo de tapar la jalá y las matzot cuando alzamos la copa de vino, para que no parezca que preferimos su ingesta a la de los panes, tanto leudados como ácimos, y que nos encontramos en la búsqueda de experiencias libertinas.

La lección para para nuestros días del hecho de que el pueblo de Israel haya salido de Egipto con grandes riquezas: para poder expresar los valores de la Torá en el país, precisamos formar científicos y economistas estudiosos de la Torá.

Aparentemente, cabría preguntarse por qué resultaba importante que los hijos de Israel saliesen de Egipto con grandes riquezas. En efecto, la libertad verdadera requiere de independencia económica, la cual permite efectivizar toda iniciativa de constructiva o beneficiosa. Lo mismo ocurre en nuestros días, para que el pueblo de Israel pueda cumplir su misión de anunciar al mundo el bien y la bendición implícitos en la macha por la senda de la fe y la Torá, debe construir un país próspero y desarrollado tanto económica como científicamente.

Pregunta: ¿Por qué cubrimos las jalot o las matzot a la hora de recitar el Kidush? Según lo que estudié, es para que el pan no se avergüence que se recita el Kidush con vino a pesar de que por las normas de las bendiciones, la del pan le antecede en importancia (Mishná Berurá 271:41).

Otro tanto ocurre en la noche del Seder, si bien es preciso que la matzá esté a la vista durante la lectura de toda la Hagadá, cuando se alza la copa de vino al recitar los pasajes de “Vehí sheamdá”, “Lefijaj anajnu jaiavim lehodot” y la bendición de la redención previa a la ingesta de la segunda copa – se acostumbra a cubrir las matzot para no faltarle respeto a las matzot, para que no se avergüence de que estos textos se recitan sobre vino y no sobre ellas (Mishná Berurá 473:78). ¿Acaso el pan o la matzá se ofenden?

El pan y la matzá expresan la dedicación al poblamiento y el desarrollo del mundo (yshuvó shel olam)

Respuesta: El pan representa el alimento y el sustento del ser humano. Por ello en la bendición del pan o de la matzá se incluyen todas las demás bendiciones por los diferentes alimentos que participan de la comida, ya que “pan” es el nombre genérico aplicado a todos los alimentos. Incluso la obtención del sustento es denominada “pan”, «ganarse el pan”, tal como se dijera sobre Yosef cuando mantuvo a su familia: “Sustentó Yosef a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre; con pan, de acuerdo con el número de los infantes” (Bereshit-Génesis 47:15). Asimismo, es común decir de una persona que mantiene a sus hijos y se preocupa por todos sus menesteres que «trabaja para traer el pan a su familia». Además, en el Templo de Jerusalém la mesa de la ofrenda del pan (shulján lejem hapanim) representaba la santidad de todas las labores en las que trabajaban los hijos de Israel para mantenerse y para poblar el mundo y desarrollarlo.

Lo bueno y lo malo del vino

Por su parte, el vino expresa la liberación y la alegría, ya que por medio de esta bebida el ser humano puede emanciparse del yugo de su trabajo y de la tensión que acompaña a su vida y alegrarse de sobremanera. Sin embargo, a diferencia del pan que resulta indispensable y por ello es fundamentalmente  bueno, la ingesta de vino puede ser tanto beneficiosa como perjudicial. Cuando el vino se suma al pan para sumar alegría a la importante ocupación de traer el sustento al hogar y desarrollar el mundo – este resulta reconfortante y tonificante. Pero cuando su ingesta suplanta a al trabajo en aras de poblar y desarrollar el mundo – esta resulta perniciosa. Tal como dijeran nuestros sabios: “Hay quien bebe vino y le hace bien, y hay quien su ingesta le hace mal. Cuando un estudioso de la Torá bebe – ello le hace bien, cuando una persona lega en cuestiones religiosas o del vulgo (am haaretz) bebe – esto le hace mal” (Talmud Jerosolimitano Tratado de Ma’aser Shení 4:6). Esto es así ya que en el caso del estudioso de la Torá la ingesta de vino se suma a todas sus otras buenas acciones por lo que las potencia para bien. Pero cuando se bebe para jaranear y desentenderse de toda responsabilidad – entonces la ingesta resulta sumamente peligrosa y puede arruinar vidas, tal como le aconteciera a Noaj y a Lot, el sobrino de Abraham. Asimismo, vemos en las palabras de los sabios numerosas advertencias de que el vino puede empobrecer y denigrar al hombre e inducirle a la transgresión (ver Tratado de Sanhedrín 70(A), Vaikrá Rabá 12:5).

La ingesta de vino en aras del cumplimiento de un precepto

Cuando el vino se asocia a los valores sagrados, los cuales están ejemplificados por el pan, este agrega alegría y profundidad y resulta preceptivo. Por ello, nuestros sabios instituyeron que se bendiga sobre una copa de vino en todo evento importante poseedor de valor espiritual, para que la alegría espiritual se ponga de manifiesto en el regocijo concreto que el ser humano siente en el seno de su propio cuerpo. Es así como establecieron que se recite el Kidush del Shabat y de las festividades sobre una copa de vino, lo mismo con la Havdalá, en un compromiso (erusín), un enlace nupcial (nisuín), una circuncisión (brit milá) y la redención de un primogénito (pidión haben). Incluso después que una persona come en compañía de un grupo de personas y le agradece a Dios por medio de la bendición por los alimentos (Birkat HaMazón), nuestros sabios instituyeron que se invite a recitar esta bendición por medio de una copa de vino, para que tanto la comida como el agradecimiento posterior a ella estén imbuidos de alegría. En la noche del Seder de Pesaj, nuestros sabios fijaron que se beban cuatro copas de vino para regocijarnos por el hecho de que HaShem nos escogió de entre todas las naciones y nos sacó de Egipto para entregarnos la Torá y la tierra de Israel con el objetivo de que traigamos Su bendición al mundo. Por este motivo, es preceptivo alegrarnos bebiendo vino durante todos los días de la festividad, incluidos los de Jol HaMo’ed (los días semifestivos).

Sin embargo, la regla indica que la ingesta de vino debe acompañar a la cuestión central y más importante, como un aditivo que viene tras el pan o las matzot. Cuando recibimos la santidad del Shabat o de la festividad, que es una cuestión central y principal por lo que se asemeja al pan, ya que estos días fueron destinados al estudio de la Torá – se recita el Kidush sobre vino. Cuando nos casamos y formamos una familia, lo cual es importante y esencial cual pan, nos alegramos con vino. Cuando ingresamos a un hijo al pacto de nuestro patriarca Abraham, algo fundamental como el pan, nos regocijamos con vino. Pero cuando el ser humano transforma al vino en lo principal puede tornarse adicto a su ingesta, dejar su trabajo, volverse alcohólico y borrar su propia personalidad.

Por eso, debemos resaltar el respeto debido que debe darse al pan por sobre el vino, y cada vez que precisamos anteponer la bendición del vino a la del pan, por ejemplo, en el Kidush previo a una comida, las autoridades halájicas nos ordenaron que ocultemos al pan para que no parezca como si honrásemos al vino más que al pan. Pero, por el contrario, recitamos el Kidush sobre vino para otorgar una alegría y un significado adicional a la ingestión de la matzá en Pesaj o del pan en los Shabatot y demás festividades.

Y salieron con grandes riquezas

Es importante prestar atención a que la Torá destaca el hecho de que la salida de Egipto fue acompañada del retiro de grandes riquezas de ese país. Ya en el pacto entre las partes (brit bein habetarim) le fue dicho a nuestro patriarca Abraham: “Saber, habrás de saber que extranjera será tu descendencia en una tierra que no es de ellos, y los esclavizarán y los afligirán cuatrocientos años. Mas también a la nación a quien ellos servirán Yo habré de juzgar. Después de lo cual saldrán con grandes pertenencias” (Bereshit-Génesis 15:13-14). Previo a la salida de Egipto HaShem le dijo a nuestro maestro Moshé: “Habla ahora a oídos del pueblo y que pidan cada hombre de su prójimo y cada mujer de su compañera objetos de plata y objetos de oro” (Shemot-Éxodo 11:2). Dijeron nuestros sabios (Tratado de Berajot 9(A)): “Le dijo el Santo Bendito Él a Moshé: ‘Te pido por favor, ve y diles a los hijos de Israel: ‘Os pido por favor, tomad prestados de los egipcios utensilios de oro y de plata, para que aquel justo (Abraham Avinu) no diga: ‘los esclavizarán y los afligirán’ – D’s les cumplió, ‘saldrán con grandes pertenencias’ – D’s no les cumplió’. Sin embargo, los hijos de Israel se encontraban tan inmersos en su esclavitud, al grado que le respondieron a Moshé: ‘Ojalá que nosotros solos salgamos’. Esto se asemeja a una persona que se encontraba en la cárcel y las personas le dicen: ‘Mañana saldrás de aquí y se te otorgarán cuantiosas riquezas’, y el prisionero les responde: ‘Les ruego por favor, sáquenme de aquí hoy y ya no pido más nada’. Sin embargo, al final de cuentas el pueblo escuchó la voz de Moshé, tal como fue dicho: “Y los hijos de Israel habían hecho de acuerdo con la palabra de Moshé: pidieron de Egipto objetos de plata y objetos de oro y vestimentas. Y HaShem dispuso la gracia del pueblo ante los ojos de los egipcios y les cedieron de acuerdo con su pedido y vaciaron a Egipto”’ (Shemot-Éxodo 12:35-6).

Aparentemente cabe preguntar por qué era importante que los hijos de Israel saliesen de Egipto con grandes pertenencias en su haber. En efecto, lo que ocurre es que la verdadera libertad depende también de la independencia económica que es la que permite llevar a la práctica toda  buena iniciativa. Es así que vemos que en las bendiciones de la Torá se destacan las de carácter material, porque son aquellas que permiten la libertad necesaria para actuar en aras de la reparación del mundo. Lo mismo ocurre en nuestros días, para que el pueblo de Israel pueda cumplir su misión de anunciar al mundo la bondad y la bendición implícitas en transitar la senda de la fe y la Torá, precisa construir un país próspero en las áreas económica y científica, para así sumar bendición a todas las familias de la tierra.

La importancia de la economía y la ciencia como la gran lección que emerge de la discusión pública

Creo que una de las lecciones o aprendizajes que surgen de la discusión pública en torno a la necesaria reforma judicial es que los representantes electos al parlamento no son el único foco relevante de poder en la sociedad. El liderazgo social está compuesto de otros elementos, entre ellos, quienes detentan el poder económico y científico. Cuando un porcentaje importante del liderazgo económico y del conocimiento del Estado de Israel se opone a los cambios requeridos resulta muy difícil llevarlos adelante.

Se trata de una cuestión esencial, sin economía y ciencia no se pueden manifestar los valores de la Torá. También en el Templo de Jerusalém, en el Santo Santorum, que es aquel que expresaba la fe y el pacto entre HaShem y el pueblo de Israel, se encontraba la Torá, mientras que en el recinto contiguo, que era de menor santidad, se encontraba la mesa de la ofrenda del pan (shulján lejem hapanim) que representaba la economía y el sustento y el candelabro (la menorá) que representaba la ciencia. El Kodesh Kodashim (Santo Santorum) no puede sostenerse sin el recinto contiguo (el Kodesh), tal como ya dijeron nuestros sabios (Tratado de Avot 3:17): “Si no hay harina (sustento) no hay Torá, y si no hay Torá no hay harina”.

Para seguir avanzando, debemos reforzar simultáneamente el estudio de la Torá y de las ciencias, precisamos instar a los jóvenes a desarrollar sus habilidades, cada uno según sus inclinaciones, de modo tal que todos aquellos que sean aptos para el estudio de las ciencias, el emprendimiento y la economía desarrollen sus capacidades para el honor de la Torá, del pueblo de Israel y de su tierra.

Los estudiosos de la Torá deben entender también sobre economía y ciencia

Más aun, no solamente resulta necesario formar científicos y economistas, sino que también precisamos que los eruditos de la Torá sean entendidos en estas disciplinas, ya que se trata de sabidurías provenientes de HaShem. Así como nuestros sabios establecieron que se recite una bendición incluso en presencia un gran sabio de las naciones (gentil): “Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej Haolam Shenatán Mijojmató Libasar Vadam – Bendito eres Tú HaShem, nuestro D’s, Rey del universo, que otorgó de Su sabiduría a los seres humanos” (Tratado de Berajot 58(A)), y de aquí que también las ciencias son “Su sabiduría”. Asimismo, nuestros sabios dijeron (Tratado de Shabat 75(A)): “Todo aquel que sabe calcular las estaciones y la posición de los astros y no lo hace, sobre él está escrito (Yshaiahu-Isaías 5:12): “La acción de HaShem no contempla y la obra de Sus manos no ve”. En un mismo sentido, el Gaón de Vilna dijo que “De acuerdo con lo que le falte al ser humano en conocimientos de las demás ciencias, cien veces más le faltará en la sabiduría de la Torá, pues la Torá y la ciencia van de la mano”.

En la bendición “Devuélvenos jueces como los de antaño” (Hashiva shoftenu kebarishná) oramos por el establecimiento del Sanhedrín. Sin embargo, ¿acaso resulta posible en la actualidad instaurar un Sanhedrín? Según nuestros sabios, esta institución debe estar conformada por rabinos entendidos en las diferentes ciencias y que hablen las setenta lenguas (ver Tratado de Sanhedrín 17(A)). ¿Acaso es posible que ocupen las bancas del Sanhedrín personas que no solamente no saben de ciencias o idiomas sino que además pregonan que estudiarlos está prohibido?

Los gar’iním toraniím (grupos de estudio de Torá distribuidos por todo el país)

A los efectos de poder potenciar la ciencia y el servicio a D’s, debemos acostumbrarnos a dedicar los Shabatot y las festividades al estudio de la Torá, ya que el hecho de que el poblamiento del país y el desarrollo del mundo impliquen una disminución en el estudio de la Torá resulta ser una grave acusación en los ámbitos celestiales y una protesta esgrimida por la mismísima Torá ante el Soberano del Mundo. El Santo Bendito Él le respondió a la Torá: “Tengo una pareja para ti y se llama Shabat, en ese día los judíos cesarán en sus labores y podrán dedicarse a ti” (Tur Oraj Jaím 290).

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